Admisible es un adjetivo que se emplea para calificar a aquello que se puede admitir. Este verbo, por su parte, hace referencia a tolerar, acceder, consentir o asentir. Por ejemplo: “El tribunal declaró que la querella contra el cantante es admisible”, “El copago decretado por las empresas de salud no es admisible”, “Su conducta no es admisible en esta institución”.
Cuando algo es admisible, resulta tolerable o aceptable. Supongamos que una persona que desciende de un avión se entera, en el aeropuerto, de que la línea aérea en la que viajó ha extraviado su equipaje. Ante esta situación, el individuo se enoja y comienza a gritar: desde el punto de vista de sus amigos y familiares, puede decirse que su reacción es admisible ya que resulta lógico que se irrite por el error de la compañía; sin embargo, esta conducta puede ser inadmisible para la compañía, ya que genera un clima de violencia y alteración que puede afectar negativamente su actividad.
Esta ambigüedad que presentan ciertas situaciones también se puede trasladar a la vida cotidiana, y en general a cualquier ámbito enmarcado en una serie de reglas. Cada cada grupo familiar, por ejemplo, se desarrolla sobre la base de determinados principios, los cuales sirven para establecer límites a la conducta de sus integrantes. Se espera que cada uno cumpla con sus obligaciones y que respete los derechos de los demás; una falta en este aspecto puede resultar inadmisible en una casa, pero admisible en otra.
Y todo esto ocurre dentro de una misma cultura, como puede apreciarse en el contraste entre los niños que tienen permitido levantarse en cuanto terminan de comer y aquellos que deben esperar a que sus hermanos y sus padres acaben sus platos para retirarse todos juntos de la mesa. La subjetividad que caracteriza el concepto de admisible vuelve imposible calificar las diferentes situaciones de «correctas» o «incorrectas», siempre que no exista una violación de los derechos básicos, aunque incluso estos pueden ser objeto de discusión.
Si ya dentro de una ciudad se dan dichas diferencias, al comparar dos culturas esto se dispara exponencialmente. En el mundo existen comunidades en las cuales no se admite estar descalzo dentro de la casa y otras en las que es obligatorio, algunas en las que no se puede comer sin cubiertos, opuestas a aquellas en las que se deben usar solamente las manos, y la lista continúa hasta límites fascinantes desde un punto de vista sociológico.
Como si esto fuera poco, una misma persona puede cambiar de parecer de forma drástica a lo largo de su vida, de manera que su concepción de admisible se modifique sustancialmente. Un ejemplo cada vez más común es el de los individuos que se vuelven veganos en su juventud, luego de comprender que los animales no son un recurso sino que tienen los mismos derechos que ellos: a pesar de haber pasado años consumiendo carne, leche y huevos, comienzan una nueva vida en la que el maltrato animal no es admisible en ninguna de sus formas.
En ocasiones, lo admisible es motivo de debate. En el ámbito del fútbol, se suele analizar si es admisible que un club que tiene un entrenador contratado, comience a negociar con otro su posible llegada a la institución. Para muchos, esta práctica es condenable desde el punto de vista ético y, por lo tanto, no admisible. Otros, en cambio, consideran que el club está en su derecho de analizar el posible cambio.
En el plano judicial, la noción de admisible se utiliza con referencia a la aceptación de un recurso. Una persona puede presentar un recurso de amparo: si el juzgado lo considera admisible, el recurso en cuestión entrará en vigencia. De lo contrario, si es rechazado, carecerá de validez y no generará ningún efecto.
