El término cajero, que procede del vocablo latino capsarius, se utiliza para nombrar al sujeto que, en un establecimiento comercial, tiene a su cargo el manejo de una caja (la máquina o el sitio donde se guarda el dinero).
Por ejemplo: “Quiero hacer una extracción de mi caja de ahorro: ¿podrías decirle al cajero que venga?”, “Los asaltantes golpearon a la cajera de la tienda y se llevaron la recaudación”, “Este supermercado debería tener más cajeros para que los clientes puedan pagar y retirarse en menos tiempo”.
En los mercados y supermercados, los cajeros son los empleados que pasan los productos por el lector de códigos de barra para registrar el precio e ir confeccionado la cuenta a pagar. En ocasiones también se encargan de colocar los productos en bolsas o cajas. Una vez que se sumaron los precios de todos los artículos, el cajero solicita el dinero al comprador, quien debe entregarle el pago antes de llevarse los productos. Otra opción es que el comprador realice el pago con tarjeta de débito o tarjeta de crédito. En este caso, tendrá que firmar un comprobante de la operación.
Eso sí, hay que tener en cuenta que, en los últimos años, se ha puesto de moda otro tipo de cajeros en supermercados y grandes superficies. En concreto, se trata de dispositivos que ejercen la función de aquel y que se denominan “autoservicio”. Tienen unos lectores de código de barras por los que el cliente pasa los productos que ha adquirido.
Luego, una vez haya pasado por esos dispositivos todos los artículos, selecciona en la pantalla el tipo de pago que va a realizar. Es decir, establece si va a pagar en efectivo o si lo hará mediante tarjeta. Así se realizará el abono de la compra y para finalizar obtendrá su correspondiente ticket de compra.
Esos cajeros de autoservicio han sido vistos por muchos clientes como una gran ventaja, especialmente cuando llevan prisa y no desean esperar una larga cola en la caja. No obstante, hay quienes consideran que esos dispositivos lo que vienen a hacer es quitar puestos de trabajo.
En los bancos, los cajeros se encargan de cobrar facturas, tomar depósitos y entregar dinero. Si una persona quiere depositar un cheque en su cuenta o desea extraer el dinero que tiene ahorrado, debe acercarse a un cajero.
Se llama cajero automático o ATM (por la expresión inglesa “Automated Teller Machine”), por último, a la máquina que cumple con funciones similares a las de un cajero humano. Estos dispositivos, que funcionan con tarjetas de débito o crédito y claves de seguridad, entregan y reciben dinero y realizan el cobro de servicios, entre otras tareas.
Actualizar la libreta de ahorros, comprar y recoger entradas, recargar la tarjeta monedero que se tiene, recargar lo que es el saldo del teléfono móvil o incluso enviar dinero al extranjero son otras de las operaciones que se pueden llevar a cabo desde el cajero automático. No obstante, hay que tener mucho cuidado al hacer cualquiera de esas ya que son muchos los ladrones que aprovechan esa circunstancia para apropiarse del dinero. Eso sin olvidar los delincuentes que instalan en aquellos dispositivos cierta tecnología para conseguir los datos de las tarjetas.
