La noción de curtiembre, también mencionada como curtiduría, refiere al sitio donde se lleva a cabo el proceso que permite transformar la piel de un animal muerto en cuero. Este procedimiento se realiza en varias etapas.
La primera tarea que se desarrolla en una curtiembre es la limpieza de la piel. Esto implica eliminar el pelo, la grasa y la carne con ayuda de agentes químicos. Luego hay que curtir la piel con tanino (curtido vegetal) o cromo (curtido mineral). El tercer paso es el recurtimiento, que incluye la tintura. Finalmente la piel se seca, se reviste y se lava para obtener el producto final (el cuero).
Gracias a todas estas actividades que se realizan en la curtiembre, se obtiene un material que puede conservarse en el tiempo ya que no se pudre. Si, en cambio, la piel no se convierte en cuero, pronto se inicia la putrefacción.
Es importante mencionar que las curtiembres, por los procesos que realizan y las sustancias que emplean, son contaminantes. Su actividad genera emisiones gaseosas y produce múltiples desechos. Quienes trabajan en estos lugares, además, pueden sufrir dermatitis y otros problemas de salud al estar en contacto con las pieles y los productos químicos.
En concreto, podemos exponer que las labores que se llevan a cabo en las curtiembres traen consigo que se produzcan una serie de consecuencias que son adversas para el medio ambiente en general. Nos estamos refiriendo a las siguientes:
-En las labores que se acometen para curtir las pieles se liberan sustancias nocivas como son tanto el sulfuro de hidrógeno como el polvo.
-Por supuesto, se generan residuos sólidos como son grasas del animal, carne de ese, recortes de las pieles…
-De la misma manera, no podemos olvidar tampoco que también se produce la emisión gaseosa que son fruto del trabajo con el amoníaco. Emisiones que, además de molestas por el olor que desprenden, pueden llegar a dañar al ser humano y al entorno natural.
-No menos relevante es que pueden dar lugar a una serie de aguas residuales que, entre otras cosas, se encuentran llenas de heces, orina y sustancias que proceden tanto del animal en sí como de los productos químicos que se utilizan.
A todo eso hay que añadir que se corre el riesgo de que, por algún problema o imprevisto, los trabajadores que realizan sus labores en una curtiembre puedan ver perjudicada su salud. Y es que entrar en contacto con ciertos gases o productos líquidos les pueden llevar a sufrir afecciones, sobre todo, en su piel. De ahí que se haga imprescindible que realicen sus tareas con el vestuario y el equipo necesario para prevenir esas situaciones, como pueden ser mascarillas, gafas e incluso guantes adecuados.
Muchas organizaciones no gubernamentales, de hecho, han denunciado a curtiembres por contaminar el medio ambiente. Una investigación de Greenpeace en Argentina, por ejemplo, advierte que cerca del 50% de la contaminación que afecta a la cuenca Matanza-Riachuelo procede de las curtiembres de la zona, que emplean unos 500 kilogramos de agentes químicos para procesar una tonelada de cuero crudo.
