Tejido es un concepto con varios usos. Puede tratarse de un material, de una tela o de aquello que se forma entrelazando distintos componentes. En el ámbito de la zoología, la botánica y la anatomía, por otro lado, un tejido es un conjunto de células que, a través de un cierto orden y de determinadas características, actúan en conjunto para cumplir una función.
Vegetal, por su parte, es aquello vinculado a las plantas: un ser vivo que nace, crece, se desarrolla y muere pero que, a diferencia de los animales (incluyendo al ser humano), no puede movilizarse por su propia voluntad.
La idea de tejido vegetal, por lo tanto, se asocia a una agrupación de células en las plantas. Estos tejidos surgen a partir de la división de las células que componen el embrión de una semilla. Ciertas células, de este modo, adquieren una importante especialización que les permite desarrollar distintas funciones.
Es posible diferenciar entre los tejidos vegetales meristemáticos y los tejidos vegetales adultos. Los tejidos vegetales meristemáticos se dividen a través de la mitosis a lo largo de la vida del ejemplar, dando lugar a los tejidos vegetales adultos.
Ahondando más en estos conceptos, podemos decir que los tejidos celulares merismáticos (también llamados embrionarios) están formados por células capaces de dividirse, caracterizadas por sus pequeñas dimensiones, su escasa especialización, la delgadez de sus paredes, y por tener grandes núcleos y pequeñas vacuolas (este es el nombre que reciben las cavidades del citoplasma dentro de una célula).
Los tejidos vegetales merismáticos, a su vez, se dividen en dos tipos: los primarios y los secundarios. Los primarios se encargan del desarrollo del embrión en la semilla y de la expansión física de la planta a lo largo, es decir, de su crecimiento longitudinal. Se encuentran en las yemas del tallo y en la raíz, tanto en los extremos (partes de los vegetales que se denominan apicales y pueden ser la punta de un órgano tal como una hoja) como en las zonas axilares, de donde surgirán ramas y hojas en el futuro.
Los tejidos vegetales merismáticos secundarios, por su parte, constan de células procedentes de otras, adultas, que recuperan durante un tiempo limitado la capacidad de reproducirse y tienen a su cargo el engrosamiento de la planta y la formación de vasos conductores nuevos.
En segundo lugar tenemos los tejidos vegetales adultos, también conocidos como definitivos o permanentes, cuyas células ya no cuentan con la capacidad de dividirse. Sin embargo, se ha observado que a veces recuperan dicha función de manera temporal, como se indica en el párrafo anterior; esto ocurre por acción del fuego o por agresión mecánica. El tejido definitivo puede aparecer en varios tipos, los cuales se unen para formar sistemas y se encuentran en muchas partes de la planta.
Entre estos tejidos adultos, a su vez, es posible diferenciar a los tejidos primarios (a cargo de las funciones vitales de la planta) y los tejidos secundarios (típicos de las plantas leñosas, se encargan de proteger al organismo).
A continuación se listan algunos de los tejidos vegetales:
* epidermis: es la capa de los vegetales jóvenes más externa, y recubre su superficie en su totalidad cuando éstos cuentan con una estructura primaria. También se conoce como tejido epidérmico y provee a las plantas de protección contra factores externos, además de colaborar con el sostenimiento de su estructura;
* colénquima: forma parte del grupo de tejidos de sostén de plantas herbáceas y jóvenes. Su acción contribuye con la flexibilidad de los pecíolos, las hojas y los tallos;
* xilema: conduce agua y nutrientes minerales por una ruta que comienza en la raíz y llega a los diversos órganos;
* parénquima: se encuentra en la mayoría de las plantas y forma un tono continuo. Sirve para la reserva y el traslado de elementos.
