El término francés train llegó a nuestro idioma como tren. El concepto menciona a un medio de transporte formado por una serie de vagones que, llevados al arrastre por una locomotora, avanzan sobre vías (compuestas, a su vez, por los denominados rieles o raíles).
Esta es la definición de tren en su sentido más amplio o general: en la actualidad, es posible reconocer trenes que tienen características diferentes a las mencionadas. Existen, por ejemplo, trenes que levitan gracias a la acción de poderosos imanes. También hay trenes cuyos vagones tienen autopropulsión y prescinden, de este modo, de locomotora.
La mayoría de los trenes, sin embargo, sigue apelando a la locomotora para la tracción. Una locomotora es un vehículo que, mediante gasóleo, electricidad u otra fuente de energía, avanza por la vía y arrastra los vagones del tren, que están unidos entre sí.
Los trenes tienen diferentes alcances y fines. En las grandes ciudades, existen trenes urbanos o metropolitanos que realizan diversas paradas en estaciones ubicadas a lo largo de la localidad. Los trenes de larga distancia, en cambio, permiten llegar a distintas ciudades e incluso países. Hay, por otra parte, trenes de pasajeros (que trasladan personas) y trenes de carga (destinados al transporte de mercancías).
Muchos expertos en transporte destacan las ventajas del tren frente a otros medios de locomoción. El tren gasta menos energía y genera menos contaminación que el avión o que el automóvil para transportar la misma cantidad de gente. Además se lo considera un medio de transporte muy seguro.
La evolución del tren es ciertamente una de las que más admiración atrae por parte del público, principalmente por tratarse del primer vehículo terrestre que no requirió de la fuerza de un animal para su funcionamiento; en otras palabras, fue el primer dispositivo autónomo destinado al transporte, y esto lo convierte en el antepasado espiritual de todos los medios actuales.
Es importante señalar que el primer ferrocarril a vapor se presentó en el año 1825, y se usó para conectar Darlington y Stockton, dos pueblos de Inglaterra. Uno de los datos que vuelven más interesante su invención es que nació de la combinación entre revolucionarios inventos y la observación de otros campos: la máquina de vapor data del siglo XVII, casi doscientos años antes, y el riel se usaba ya en el ámbito de la minería.
En la actualidad, las diferentes formas y características que puede adoptar un tren continúan alimentando el misticismo de este fascinante medio de transporte. En Mauritania, por ejemplo, se encuentra el más largo del mundo: se trata de doscientos vagones impulsados por tres locomotoras, con una extensión total de cuatro kilómetros. Este coloso de las vías es tan pesado que requiere varios minutos para frenar por completo. Como es de esperarse, la velocidad no es su fuerte: no supera los 40 km/h.
Basta cruzar el Mar Mediterráneo para encontrarnos con un peculiar tren colgante; se encuentra en Renania, Alemania, y su nombre es Schwebebahn de Wuppertal. A pesar de ser único en su continente, no es muy popular a nivel mundial. Sin embargo, en su ciudad es todo un emblema, y lleva funcionando desde principios del siglo XX, pasando por encima de urbanizaciones y ríos.
Atravesar la nieve es, para nosotros y nuestras máquinas, especialmente difícil; y el tren no es la excepción. Ya en el año 1869, se creó en Estados Unidos el primer tren de cremallera, caracterizado por contar con tres rieles, uno de ellos dentado. Eso permite el movimiento en pendientes superiores al 8%. Un ejemplo de esta tecnología es el Jungfraujoch, que supera los 3 000 metros de altura en su recorrido por los Alpes Suizos.
