Lo antijurídico es aquello que resulta contrario al derecho. Se denomina derecho, en este marco, al conjunto de las leyes y los principios que permiten la regulación de las relaciones sociales basándose en un ideal de orden y justicia.
TemasUn acto prohibido
Un acto es antijurídico cuando se encuentra prohibido por el ordenamiento jurídico. La acción en cuestión, por lo tanto, se opone al derecho y se constituye como un delito.
Un acto antijurídico va contra las leyes.
Por eso puede decirse que un delito es una acción antijurídica. Cuando una persona, por acción o por omisión imprudente o voluntaria, viola la ley, adopta un comportamiento antijurídico y, si está tipificado en el código penal, comete un delito.
Es interesante mencionar que, como acto opuesto a las reglas impuestas por el ordenamiento legal, el delito se erige como un hecho antijurídico. Pero, a su vez, se trata de un hecho jurídico ya que genera efectos justamente jurídicos.
También es posible entender el hecho antijurídico o bien la antijuridicidad como un componente fundamental del delito, que debe estar allí para que este último resulte relevante en el ámbito de las leyes. Dicho de otra manera, no se puede hablar de delito si el suceso no presenta ningún elemento de este tipo, que vaya contra el derecho. Recién cuando identificamos ambos elementos, gracias a la tipificación, podemos dar paso al proceso legal correspondiente para determinar la medida de seguridad o la pena que deberá cumplir el delincuente.
Conductas típicas justificadas
Tipificar una acción o una omisión, dentro del ámbito legal, significa definirlas de manera tal que se les asocie una sanción o una pena específicas. Ante una denuncia, por ejemplo, el cuerpo de justicia debe remitirse a este conjunto previamente definido para saber de qué manera proceder. En este marco se habla de conducta típica, toda aquélla que acarree una acción o una omisión que se ajuste a lo que se considera un delito en el contexto de un código penal.
Cabe señalar que cuando hablamos de acción nos referimos al proceder de un sujeto que se encuentra fuera de los límites de la ley, mientras que por omisión entendemos la falta de una acción que la ley considera obligatoria en una situación dada. Como indica el título de este apartado, sin embargo, existen ciertas conductas típicas que no son antijurídicas, ya que pueden justificarse y, por lo tanto, no forman parte de un delito. Un ejemplo muy fácil de entender es la legítima defensa, que puede incluir actos de violencia pero la ley considera que todos tenemos derecho a cometerlos si nos atacan primero y ponen nuestra vida en peligro.
La complejidad de las leyes hace que no siempre sea posible identificar inmediatamente un acto antijurídico, ni siquiera si a simple vista parece formar parte de una conducta típica aparentemente justificada. De hecho, es necesario tener en cuenta diversos factores para llegar a un veredicto, como ser las circunstancias atenuantes y las agravantes, esenciales para dar forma a la pena.
La legítima defensa no es antijurídica, ya que está justificada por la ley.
Un disvalor
Otra manera de entender la antijuridicidad es como un disvalor. Cuando se dicta una ley, se definen los intereses o bienes a cuidar y se realiza una valoración que se detalla en la norma. Las acciones que atentan contra el interés o el bien, de esta forma, implican un disvalor (un valor negativo).
Hay que tener en cuenta que una conducta, para ser considerada como un delito, debe adecuarse a una figura descripta en la ley. Sin embargo, existen conductas típicas que no son antijurídicas porque se las toma como lícitas. Ese es el caso de la llamada legítima defensa: una persona, bajo ciertas circunstancias, puede matar a otra sin que ese acto sea calificado como un homicidio.
