La idea de crowdsourcing no forma parte del diccionario de la Real Academia Española (RAE). El concepto procede de la lengua inglesa y se desarrolla a partir de dos términos: crowd (que puede traducirse como «multitud») y outsourcing (que alude a los «externalización de recursos»).
El crowdsourcing, por lo tanto, refiere a una colaboración masiva que prestan individuos que no forman parte de una entidad o institución. Se trata de una modalidad abierta de trabajo conjunto.
La noción se vincula a una convocatoria dirigida a una cantidad indefinida de personas, quienes aportan sus ideas para el desarrollo de un cierto proyecto. Aquel que realiza la convocatoria, de este modo, externaliza una labor.
Otras formas en las que se conoce el crowdsourcing son externalización abierta de tareas y colaboración abierta distribuida. Una de sus características más importantes es que el trabajo de la comunidad o del grupo de individuos que son convocados de forma abierta para participar de un proyecto reemplaza lo que tradicionalmente harían personas o empresas contratadas.
El término fue acuñado en el año 2006 por el escritor Jeff Howe, quien trabaja para la revista Wired cubriendo temas como la industria del entretenimiento. Precisamente, usó por primera vez la palabra crowdsourcing en un artículo titulado «El surgimiento del crowdsourcing«, en dicha publicación.
Howe señaló que por medio del crowdsourcing accedemos a los individuos más adecuados para la tarea, ya que la convocatoria es abierta y las probabilidades de que respondan quienes no se sienten preparados para dar lo mejor son menores que en una contratación tradicional. Además de su desempeño en la resolución de los problemas planteados por quien dirige la campaña, los colaboradores pueden compartir sus propias ideas, un factor que aumenta el grado de diversidad.
Entre las tareas que más a menudo se llevan a cabo por medio del outsourcing se encuentran las siguientes: colaboración para la captura, sistematización, procesamiento y análisis de grandes cantidades de datos; la mejora e implementación de diversos algoritmos; la realización de un diseño dado, como puede ser el de los personajes y niveles de un videojuego en una campaña de crowdfunding.
Este concepto ha ganado mucha popularidad en los últimos años, tanto entre quienes lo aprovechan para la realización de proyectos como para quienes escriben acerca de él y las ventajas que ofrece en diferentes campos, ya sea de investigación o de negocios. Internet, y más específicamente la web 2.0, es indispensable para la mayoría de propuestas de este tipo.
Más allá de estas definiciones, lo cierto es que no existe una única forma de entender el crowdsourcing. A nivel general puede afirmarse que consiste en un trabajo colaborativo y voluntario.
Supongamos que el diario de un pueblo planea publicar un informe sobre cuánto dinero gasta la gente en alimentos. Con este objetivo, lanza una convocatoria para que los vecinos reúnan los tickets y las facturas de este tipo de compras durante una semana, los digitalicen y los envíen vía correo electrónico, detallando cómo se compone su grupo familiar. Una vez cumplido el plazo, un periodista del diario se encarga de recopilar la información y de crear diversas estadísticas que plasma en el informe especial. Podría decirse que el artículo periodístico en cuestión se llevó a cabo gracias al crowdsourcing.
Una marca de cerveza, por otra parte, puede invitar a los consumidores a que propongan un nuevo lema (slogan). Los expertos en marketing de la firma seleccionarán diez frases, que serán sometidas a votación a través de Internet. El autor de la frase que resulte elegida, a modo de premio, recibirá sin cargo veinte litros de cerveza al mes durante un año. De este modo, la empresa en cuestión apela al crowdsourcing.