Dilección es un término cuyo origen etimológico se encuentra en el vocablo latino dilectio. Se llama dilección al afecto que se experimenta cuando se prefiere algo o a alguien por sobre otras opciones o posibilidades.
El amor
La dilección está vinculada al amor y a la voluntad. Hay un deseo o interés sincero, que nace sin intención de provocar malestar o daño, y al cual se llega a partir de una reflexión o de la introspección.
Desde el punto de vista de la filosofía, la dilección es un amor diligente. El concepto alude a un cariño atento, que se expresa y se transmite con responsabilidad y cuidando al receptor.
Con respecto a su etimología, estamos ante un término que se compone del prefijo di-, usado para connotar una separación en varias partes, de lectus, cuyo significado es «seleccionado», y del sufijo -ción, que en este caso aporta la idea de «acción y efecto».
Más adelante hablaremos acerca de su interpretación como sinónimo de predilección o preferencia, algo que curiosamente podemos percibir en su etimología, aunque el diccionario no lo recoja con este significado. Notemos que sus tres componentes nos hablan de «la acción y el efecto de seleccionar una parte de un grupo separado».
En el habla cotidiana
Si analizamos el uso de dilección en los medios de comunicación, encontraremos que muchas veces se emplea como sinónimo de predilección. Esa acepción también puede hallarse en el lenguaje cotidiano, pese a que dilección no es una palabra de uso demasiado frecuente.
Por ejemplo: “En el ser humano se registra una dilección natural hacia el placer que debe mesurarse a través de la razón”, “Mi dilección por las especias nació en mi infancia gracias a las recetas que preparaba mi abuela”, “Siento dilección por los romances fugaces y sin compromiso, ya que me cuesta establecer parejas formales que se sostengan en el largo plazo”.
Otro término que sirve como sinónimo de dilección en este caso, y que registra algunos diccionarios, es preferencia. Si bien esta acepción ajena al terreno oficial no niega el amor o la voluntad que el sujeto muestra o siente hacia el objeto que le provoca dilección, es cierto que hablar de «predilección» o «preferencia» hace referencia a una elección, a escoger una cosa o a un individuo que forman parte de un grupo.
Continuando con la idea de dilección como un especial cariño o atención hacia algo o alguien por sobre los que lo rodean, también podemos mencionar dos de sus antónimos en este sentido: rechazo y hostilidad. Se trata de dos palabras que expresan precisamente el sentimiento opuesto a la atracción, al deseo de estar cerca de alguien.
Para la religión
Dilección, por último, aparece en el terreno de la religión católica. De acuerdo a teólogos, el amor que describe la Biblia es el amor reflexivo que se conoce como dilección. En este sentido, Dios es el inspirador de una dilección a la cual nada puede vencer.
De acuerdo con el catolicismo, el amor por Dios no debe tener límites, ya que responde al amor que Dios siente por su pueblo. Se trata de un sentimiento incondicional, que brinda a sus fieles la gran seguridad de estar siempre bajo su manto de protección. Además, la dilección tiene en su significado la honestidad, la falta de interés, de manera que describe un amor puro.
Si estudiamos la religión católica tan sólo de manera superficial, veremos que Dios no exige grandes sacrificios a sus seguidores, sino que las reglas que espera que cumplan suelen ser para su propio beneficio, para vivir en paz y armonía con sus pares, respetándolos y siendo respetados. Por eso su vínculo con el ser humano no es en absoluto interesado, sino que se describe como una dilección que sus fieles no creen ser dignos de recibir.