¿Escudriñar o escrudiñar? De acuerdo a la Real Academia Española (RAE), ambos términos son correctos. Estos conceptos permiten aludir al desarrollo de un análisis o un examen pormenorizado de algo, tratando de comprender su funcionamiento o sus características.
Partiendo de todo lo expuesto, podemos establecer que sinónimos de escudriñar son palabras tales como inquirir, observar, indagar, hurgar, rebuscar o investigar, por ejemplo. Por el contrario, entre los antónimos de dicho término están desde distraerse hasta abandonar pasando por desentenderse.
Por ejemplo: “Me dediqué a escudriñar varios documentales en Internet pero no encontré información interesante sobre esta temática”, “El fiscal debió escudriñar diversos documentos antes de avanzar con la investigación”, “Al llegar al cruce de caminos, el conductor se detuvo para escudriñar el mapa”.
Cuando una persona escudriña una cosa, se concentra en ella y presta atención a sus detalles. No es lo mismo mirar una fotografía que escudriñarla: al escudriñar, se buscan elementos que pueden pasar desapercibidos a simple vista. Por eso escudriñar requiere de tiempo, ya que no es una acción que puede desarrollarse de forma apurada.
Supongamos que un periodista recibe un documento de diez páginas con una denuncia de corrupción que involucra a un importante político. La lógica del trabajo periodístico obliga a quien recibió la información a escudriñarla para determinar si es fiable, si se puede demostrar lo expuesto, etc. Si el periodista no tiene ganas de escudriñar la denuncia, tal vez apenas lea la primera página del documento y luego lo descarte.
En el ámbito del cristianismo, se dice que Jesucristo pidió a los fieles escudriñar las Escrituras, de acuerdo a lo sostenido en el evangelio de Juan. Esto se debe a que solo el estudio profundo de la Biblia permite la comprensión y la asimilación de sus enseñanzas.
Eso es algo que hizo usando el siguiente discurso: “Escudriñad las Escrituras porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna y ellas son las que dan testimonio de mí”.
Precisamente por ese motivo, en el ámbito religioso se fomenta que los fieles procedan a escudriñar a fondo las Escrituras. Para poder llevarlo a cabo se considera que deben apostar por seguir ciertos pasos y consejos tales como establecer un horario, rezar antes y después de estudiar aquellas, examinar detenidamente ese documento sagrado, intentar encontrar respuestas a las preguntas que se tienen, meditar…
En ocasiones, se suele confundir dos términos como son leer y escudriñar. No obstante, son conceptos diferentes. Así, mientras el primer verbo se refiere simplemente a pasar la vista por un documento y a interpretarlo de forma mental en ese momento. Por el contrario, escudriñar es un verbo que se refiere a examinar y analizar con mucha atención los aspectos más profundos de ese texto en cuestión.
De la misma manera, se considera que leer es una actividad que va asociada a una causa humana mientras que escudriñar suele utilizarse para relacionarse con una causa mística. Es decir, leer es de tipo mental y escudriñar es una acción de tipo más espiritual.