Para poder descubrir el significado del término incordio es necesario, en primer lugar, conocer su origen etimológico. En este caso, tenemos que subrayar que se trata de una palabra que deriva del latín. Exactamente podemos establecer que el resultado de la suma de estos dos componentes léxicos:
-El prefijo “in-”, que significa “sin” o “no”, aunque también se emplea para hacer referencia a “desde el interior”.
-El sustantivo “cor, cordis”, que es sinónimo de “corazón”.
No obstante, se considera que incordio nos lleva al bajo latín antecordium, un vocablo que aludía a un tumor en el pecho de un caballo. Dicho término, a su vez, se formaba con ante y cordis (“corazón”).
La Real Academia Española (RAE), en su diccionario, menciona que un incordio es una buba: un tumor blando. Estos tumores suelen aparecer en la zona inguinal, en el cuello o en las axilas como efecto de una enfermedad venérea, provocando dolor. De todos modos, la noción también puede referirse a un tumor blando de causa no venérea.
En el lenguaje coloquial, incordio se utiliza para nombrar a aquello o aquel que resulta inoportuno, fastidioso o agotador. Por ejemplo: “Haber tenido que convivir dos meses con mi suegra fue un incordio, pero por suerte ya regresó a su casa y recuperé la tranquilidad”, “Debido a las lesiones de varios jugadores y a otros contratiempos, el torneo resultó un incordio para el equipo capitalino”, “Padecer una alergia puede ser un incordio si la persona no toma ciertas precauciones”.
De la misma manera, otros sinónimos de incordio son molestia, lata, fastidio o rollo. Si hablamos de lo que son sus antónimos nos topamos con términos tales como gusto o delicia, por ejemplo.
Veamos el caso de un joven que toma la decisión de recorrer Sudamérica como mochilero. El muchacho aspira a hacer dedo (autostop, pedir aventón) para trasladarse de un lugar a otro. Sin embargo, a pocos días de iniciada la travesía le roban sus pertenencias. Por el mal tiempo, además, queda varado en un pequeño paraje en una montaña. Como si fuera poco, debido a un resbalón se fractura una pierna. Puede decirse que el viaje, para este aventurero, se convirtió en un incordio: un cúmulo de desgracias y fatalidades que resulta agotador.
En el ámbito del cine nos encontramos con alguna obra que lleva en su título el término que ahora estamos abordando. Buena muestra de ello es el cortometraje “La Pantera Rosa: Incordio Rosa”, que fue estrenado en el año 1964. Esta pieza cinematográfica estadounidense hay que establecer que fue dirigida por Hawley Pratt y Friz Freleng y que obtuvo el premio Oscar al Mejor Corto de Animación.
Cuenta la historia de un pintor que se enfrenta con un problema: todo lo que pinta de color azul se acaba convirtiendo en color rosa.
De la misma manera, no podemos pasar por alto la existencia del libro que lleva por título “NO a la OTAN y otros incordios”, que fue publicado por la Editorial Planeta en el año 1981 y que tiene como autor a Máximo.