El adjetivo lerdo se emplea para calificar a quien se desplaza con lentitud y torpeza. El término también permite aludir a aquel que demora para comprender o realizar algo.
Por ejemplo: “Los defensores del equipo rival son lerdos, así que nuestros delanteros tienen que aprovechar su velocidad para generar situaciones de peligro”, “Soy bastante lerdo, en la escuela tenía muchas dificultades para aprobar ciertas asignaturas”, “No seas lerdo y termina pronto de arreglarte que ya están por llegar las visitas”.
El calificativo de lerdo tiene que ver con el tiempo que lleva concretar una acción. Supongamos que, para preparar un sándwich, una persona suele tardar entre tres y cinco minutos. Si a alguien le lleva media hora hacer un solo emparedado, puede decirse que es muy lerdo, al menos en lo referente a dicha actividad.
De igual forma, un sujeto lerdo quizás tenga que leer cuatro veces un texto para comprenderlo, mientras que la mayoría de la gente lo entiende con la primera lectura. El lerdo debe invertir más tiempo para cumplir con su objetivo.
Por lo general la idea de lerdo surge a partir de una comparación. En una carrera de automovilismo, si casi todos los participantes completan un giro en poco menos de dos minutos, pero uno de ellos siempre tarda más de cuatro minutos, puede decirse que dicho corredor es el más lerdo.
No es necesario decir que a nadie le gusta ser calificado de esta manera, aunque existen varios grados en los que se puede usar este adjetivo para suavizar su impacto en quien lo recibe. Por ejemplo, no es lo mismo decirle a alguien «No te preocupes, que aunque seas un pelín lerdo eres mi amigo favorito» que «Con alguien tan lerdo como tú al frente la empresa quebraría en menos de una semana».
Si bien por cuestiones culturales la velocidad mental parece una virtud ansiada por todos, las personas más tranquilas no siempre se lamentan por tomarse más tiempo para resolver los problemas e incluso puede llegar a molestarles la euforia que provocan los menos pacientes.
Por lo tanto, ser el más lento de un grupo no debería considerarse algo negativo ni provocar lástima en los demás; cada uno tiene sus propias habilidades, sus fortalezas y sus debilidades y no debe permitir que su entorno se apoye en estas diferencias para herirlo. Además, como suele ocurrir con otros temas, quien se burla de alguien llamándolo «lerdo» probablemente sienta un miedo muy profundo de ser como él o de que los demás lo llamen así.
Esto nos lleva al miedo de ser de una u otra forma, que surge por las imposiciones sociales y los preconceptos. Nos enseñan que ser lerdo es algo negativo, y nos enseñan a temerle a ésta y otras características que se alejen de la «normalidad«. Es ésta la línea que nos separa y nos enfrenta a los seres humanos, ese conjunto de rasgos considerados socialmente aceptables que deja fuera a tantos, simplemente por no reunirlos todos pero sin preguntarse si tienen algo igualmente bueno o incluso mejor para aportar.
El individuo al que llaman lerdo puede tener dificultades para seguir una lección en la escuela, para completar una tarea a tiempo o para orientarse en un entorno nuevo para él, pero ninguna de estas situaciones les hace daño a otras personas. Tan sólo por esta razón no deberíamos usar esta característica de su personalidad para burlarnos de él sino simplemente aceptarla como cualquier otra, con respeto.
Ciudad Lerdo, por otra parte, es una localidad mexicana que se encuentra en el estado de Durango. Se trata de la cabecera del municipio de Lerdo, que cuenta con más de 140 000 habitantes.
