La invisibilización de minorías es una forma de microagresión.
Las microagresiones son acciones sutiles que transmiten prejuicios o afectan de un modo negativo a un colectivo marginado. Se trata de actos que pueden ser intencionales o involuntarios.
Cabe destacar que el término microagresión no aparece en el diccionario de la Real Academia Española (RAE). De todos modos, puede reconocerse que el concepto se forma con el elemento compositivo micro– (referente a aquello que es muy pequeño) y el sustantivo agresión (un ataque). Por eso es posible afirmar que las microagresiones son conductas ofensivas o dañinas que resultan tenues o de poca gravedad, al menos de manera directa.
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ResumenCaracterísticas de las microagresiones
Las microagresiones constituyen una forma de discriminación sutil. Son expresiones que suelen basarse en estereotipos y que reflejan insensibilidad cultural y falta de empatía.
Muchas expresiones contienen sexismo implícito, homofobia velada, xenofobia disimulada o incluso racismo cotidiano. Habitualmente hay un sesgo inconsciente que lleva a quien comete las microagresiones a no advertir que, con su comportamiento, contribuye a la exclusión social.
Más allá de lo verbal, las microagresiones también pueden surgir del lenguaje corporal. La raza, la religión, la nacionalidad y el género son algunos de los factores que pueden constituirse como el eje de esta clase de ofensivas.
Entre las microagresiones más habituales aparece la asignación de inteligencia basada en raza.
Sus consecuencias
Pese a que parezcan cuestiones menores, las microagresiones producen un impacto psicológico. Los efectos en la salud mental pueden incluir desde sentimientos de aislamiento hasta un trauma, pasando por ansiedad y depresión.
El estrés por microagresiones trae consecuencias en el rendimiento académico y barreras en el lugar de trabajo. Al encontrarse en ambientes hostiles, la víctima sufre una erosión de la confianza.
Las microinvalidaciones, los microinsultos y el resto de las formas de microagresión atentan contra la convivencia armónica. Esto se debe a su impacto en las relaciones interpersonales.
Frente a esta realidad, aquellos que padecen microagresiones deben desarrollar resiliencia. Estas situaciones pretenden ubicarlos en una situación de inferioridad que es necesario desarticular.
Las microagresiones provocan una reducción de la satisfacción laboral.
Tipos de microagresiones
El psicólogo y escritor estadounidense Derald Wing Sue distinguió entre varios tipos de microagresiones:
- Microinvalidaciones: Son comentarios que menosprecian o minimizan las vivencias de un grupo social. Por ejemplo, un individuo heterosexual diciéndole a alguien gay que «hoy ya no se discrimina a los homosexuales».
- Microinsultos: Expresiones que resultan discriminatorias sin el deseo de provocar malestar. Un caso sería felicitar a un inmigrante por lo bien que habla el idioma del país que lo acogió.
- Microataques: Conductas ofensivas pero que el agresor justifica en la falta de mala intención. Eso ocurre cuando alguien hace un comentario xenófobo y luego aclara que era un «chiste».
Cómo combatirlas
Erradir las microagresiones es un desafío ya que, como indicamos, hasta pueden ser involuntarias. Sin embargo, es posible adoptar medidas para favorecer la inclusión e incentivar un diálogo intercultural sin prejuicios ni ofensas.
Es posible desarrollar un trabajo individual para desterrar estas conductas. Un consejo básico es pensar en las consecuencias que las palabras propias pueden tener sobre los demás.
No subestimar las emociones ni minimizar las reacciones del otro también es muy importante. En caso de haber cometido una microagresión y detectarlo, es imprescindible pedir disculpas y tener en cuenta lo sucedido para no repetirlo.
El sistema educativo, por supuesto, tiene un rol fundamental. Se necesita una educación antirracista, sin xenofobia y que no discrimine a ningún colectivo social. En este marco, los talleres de sensibilidad cultural para docentes pueden ayudar en la construcción de una perspectiva inclusiva.
Desde el Estado, deben aplicarse políticas de inclusión y desarrollarse campañas de concientización. Por supuesto, se necesita también una legislación antidiscriminatoria que castigue la violencia simbólica y física que trasciende lo sutil y constituye un delito.
Los movimientos sociales que promueven la igualdad de género y protegen los derechos civiles también son relevantes con su activismo contra la discriminación. Lo mismo ocurre con los medios de comunicación inclusivos que apuestan por una representación diversa.
En este sentido, hay que agregar que la investigación en microagresiones que se realiza en ciencias sociales es una herramienta muy útil para detectar estereotipos y otras problemáticas. El análisis de contenido, en este sentido, sirve para explicitar realidades que generalmente no se advierten o no son notorias.
Ejemplos de microagresiones
Tomemos el caso de un joven que le dice a una amiga: «Conduces muy bien para ser mujer». En este presunto elogio se enmascara un menosprecio al género femenino.
Las preguntas sobre el origen de alguien también suponen una microagresión. Eso suele ocurrir con las personas de piel negra en los países de población mayoritariamente blanca. Consultarle a un hombre dónde nació solo porque su tez es oscura constituye una forma de discriminación.
Algo similar sucede con los comentarios sobre el acento y las burlas por pronunciación. Estas apreciaciones suelen dirigirse a inmigrantes, por ejemplo.
La presunción de culpabilidad y las suposiciones sobre el estatus legal son otros casos de microagresiones. Supongamos que una mujer está en la playa y no encuentra su bolso. Al observar a un grupo de gitanos a pocos metros, cree que ellos se lo robaron. Esta suposición se sostiene en un prejuicio ya que no tiene ninguna prueba sobre lo que realmente sucedió. De igual forma, conversar con un mexicano en Estados Unidos y considerar que, por su nacionalidad, ingresó de manera ilegal al país es otra clase de microagresión.
Es habitual que los apodos sean microagresiones. Llamar a alguien «Chino», «Gordo» o «Negro» en lugar de apelar al nombre es una forma de de discriminación y de minimización de la identidad.
Los comentarios paternalistas, las asunciones de inferioridad y las suposiciones de necesidad de ayuda también pueden considerarse microagresiones. Si en una charla donde hay individuos de distintas generaciones, se le pregunta al de mayor edad «¿Sabes lo que es TikTok? No entiendes de qué estamos hablando, ¿verdad?», se le atribuye un desconocimiento sobre tecnología sin sustento real. Otro ejemplo de estas actitudes sería no invitar a un compañero de clases que tiene una discapacidad a un encuentro a la salida de la universidad al pensar que tendrá dificultades para desplazarse y disfrutar la salida.
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