El concepto de perfil del suelo alude a los cortes verticales que pueden realizarse para la descripción de éste.
Es interesante saber que ese término se encuentra conformado por dos palabras fundamentalmente de dispar origen etimológico. Así, perfil, en primer lugar, deriva del provenzal “perfil”, que se usaba para definir al dobladillo que tenían determinadas prendas de vestir. Suelo, en segundo lugar, procede del latín “solum”, que puede traducirse como “suelo”.
Desde la superficie hasta la roca madre, es posible reconocer diferentes horizontes (capas).
Estos niveles, que se desarrollan en el interior del suelo, tienen distintas características. Para que el perfil del suelo sea preciso, con los horizontes bien definidos, es necesario que el suelo sea maduro ya que, si es muy joven, las diversas estructuras aún no se diferencian con claridad.
Existen varias clasificaciones en el estudio del perfil del suelo. Una de las más usuales contempla entre las capas más importantes al Horizonte A (de color oscuro, con escasa presencia de sales minerales y rico en materia orgánica y presencia de vida), el Horizonte B (rojo o marrón, con sales de hierro, aluminio o calcio y poca actividad biológica) y el Horizonte C (con fragmentos que derivan de la meteorización de la roca madre y casi sin raíces).
Eso sin pasar por alto que también está la ya mencionada al principio roca madre, que viene a ser el material original sobre el que se fue desarrollando el suelo en cuestión. Esa puede ser de varios tipos: blanca, impermeable, dura, de materiales sueltos, compacta… A esa también se la denomina horizonte R o incluso horizonte D.
No obstante, otros estudios añaden a esos horizontes otros también significativos como son los siguientes:
-Horizonte 0, también conocido como horizonte H. Se considera que es todo aquel que no tiene material mineral y es que de tipo orgánico.
-Horizonte E, también llamado horizonte de lavado. Se identifica por el hecho de que desprende partículas de minerales que se descomponen con facilidad y, en concreto, las desprende hacia el siguiente horizonte.
Es importante mencionar que la disciplina científica dedicada al análisis de la naturaleza y las cualidades del suelo recibe el nombre de edafología. Esta especialización se encarga de estudiar el perfil del suelo.
Puede decirse, en definitiva, que el perfil del suelo se forma con la sucesión de los horizontes que pueden apreciarse si se realiza un corte transversal. Los horizontes se distinguen entre sí por el tamaño de las partículas minerales que contienen, la presencia o ausencia de materia orgánica, el color y otras cualidades.
La diferenciación de horizontes aumenta con la intensificación del proceso formativo del suelo. Hay suelos donde los horizontes se combinan, mientras que los horizontes superficiales además son susceptibles a la erosión. Trazar un perfil del suelo resulta muy importante para saber cómo proteger el terreno y favorecer la agricultura.
Aunque ya hemos expuesto las características principales y habituales que suele indicar el perfil del suelo, no podemos olvidar que existen suelos que se alejan de las mismas. Este sería el caso, por ejemplo, de los llamados podsoles, que existen en zonas de climas muy húmedos y fríos y que se caracterizan porque en ellos el citado horizonte A se encuentra altamente desarrollado.