Un perno es una pieza que se emplea para sujetar o sostener otra diferente, formando parte de algún tipo de dispositivo o mecanismo. El término deriva del catalán pern, que a su vez procede del latín perna.
Lo habitual es que los pernos tengan forma alargada y dispongan de una punta redondeada y otra con tuerca o una terminación similar que le permita cumplir con sus funciones de sujeción.
Confeccionados con metales como el hierro o el acero, los pernos pueden vincular piezas de tamaño considerable a una cierta estructura. Lo que permiten los pernos es ensamblar y montar diversos paneles o componentes para dar forma a la estructura en cuestión.
Uso de los pernos
Los pernos se emplean para el armado de aquellas piezas de mobiliario que se comercializan desmontadas. Estos muebles suelen venderse en cajas, con instrucciones sobre su montaje. Las cajas también incluyen los pernos necesarios para que el comprador pueda unir los paneles, para lo cual es probable que deba usar llaves, destornilladores u otras herramientas.
Existen diferentes tipos de perno. De acuerdo a su cabeza, los pernos pueden ser hexagonales, cuadrados, redondeados y de otros tipos. Según el modo de sujeción, pueden distinguirse entre pernos pasantes, pernos de unión, pernos de sujeciones removibles, pernos de sujeciones permanentes, etc.
Su uso en la odontología
Cuando pensamos en pernos, fundamentalmente lo hacemos dentro del ámbito de la construcción, la instalación o la industria. No obstante, no podemos pasar por alto que también se emplean en el campo de la medicina. Así, existen los llamados pernos dentales.
Los odontólogos son los que hacen uso de esas piezas metálicas que tienen como objetivo fundamental conseguir reforzar y consolidar las coronas o empastes que se realizan para hacerle frente a la desaparición de uno o varios dientes.
En concreto, esos pernos dentales pueden ser de tres tipos fundamentalmente:
- De fricción, que se identifican por la gran capacidad de retención que poseen.
- Cementados, que son usados no tanto por su resistencia sino por el hecho de que no generan ningún tipo de tensión en la dentina. Una circunstancia esta que facilita notablemente el bienestar del paciente.
- Roscados. Estos son los que quizás mejor retienen las coronas y empastes pero, en contra, generan una elevada tensión que puede provocar grietas en la zona de la dentina.
Además de todo lo expuesto, hay que conocer otros datos de interés acerca de los pernos dentales:
- Se fabrican con materiales tales como platino, aluminio, titanio, acero inoxidable…
- Entre las ventajas que tiene hacer uso de esos están que son más económicos que otras alternativas y que mejoran la resistencia del diente.
- En contraposición tienen que pueden causar daños a la dentina e incluso propiciar la aparición de grietas.
- Existen varios tamaños diferentes de pernos, que van desde los 0,38 hasta los 0,78 milímetros.
Otros usos del término perno
En el habla coloquial de diversos países, el concepto de perno se emplea de diferentes maneras. En Argentina, solía usarse perno como sinónimo de relación sexual o íntima, sobre todo empleando el verbo empernar («Me quiero empernar a la morocha»). Dicha expresión puede considerarse como burda u obscena.
En Chile, por otra parte, se nombra como perno a la persona ingenua o de pocas luces («Juan es muy perno, no lo voy a invitar a la fiesta»).