El término potro se emplea para nombrar al caballo desde su nacimiento hasta los 4 años y medio, cuando cambia sus dientes de leche. Un potro, por lo tanto, es un equino joven.
La gestación de los caballos se extiende unos once meses. Lo habitual es que la yegua dé a luz un único potro: una curiosidad es que, al nacer, las patas del potro ya alcanzan el 90% de la longitud que tendrán en la adultez del animal.
Apenas una hora después del nacimiento, el potro ya puede ponerse de pie. Y dos horas más tarde, está en condiciones de correr. El color definitivo de su pelaje, en tanto, lo adquiere cuando tiene unos dos años de edad.
Un potro también es una estructura de madera que permite la sujeción de un caballo cuando el ejemplar no se deja herrar. Además hay potros diseñados para inmovilizar a vacas y burros.
Se denomina potro, por otra parte, a un instrumento utilizado para torturar. A la víctima se la ata a una superficie que está conectada un torno, el cual gira haciendo que las extremidades se estiren en sentidos diferentes.
En el terreno del deporte, un potro es un aparato que se usa en la gimnasia artística. Se trata de un paralelepípedo con cuatro patas que suele estar forrado con cuero o con algún material sintético y sobre el cual el gimnasta desarrolla diversos ejercicios.
“Potro”, por último, puede ser un apodo que se le concede a quien tiene mucha fuerza o avanza a gran velocidad, como un caballo. O a aquel que se destaca por su belleza. Al cantante argentino Rodrigo Bueno, por ejemplo, se lo conoció como “El potro”.