La noción de predefinido alude a aquello cuya realización o sus características han sido definidas con anterioridad. Lo predefinido, por lo tanto, ya está establecido antes de su uso o de su concreción.
Algunos ejemplos
Veamos el término en contexto por medio de tres oraciones: “Los periodistas creen que el cambio de entrenador no modificará el espíritu del equipo, que ya tiene un estilo de juego predefinido”, “El dispositivo trae un software predefinido, pero el usuario luego puede instalar cualquier otro programa”, “El gobierno trabaja para instaurar un plan de estudios predefinido en todos los centros de formación profesional del distrito”.
Si analizamos estos modos de emplear el término predefinido, podemos comprender fácilmente cómo funciona. En el primer ejemplo, se habla de un equipo deportivo que tiene un “estilo de juego predefinido”: es decir, que trasciende al reemplazo del director técnico. El nuevo entrenador, de esta manera, se encontrará con una fisonomía determinada.
Un dispositivo con “software predefinido”, en tanto, incluye un programa instalado de fábrica. Como se indica en el propio ejemplo, sin embargo, esto no siempre representa un impedimento para el usuario, sino que en muchos casos (como ser los teléfonos móviles y los ordenadores) es posible instalar un gran número de programas y sistemas operativos. Es cierto que por cuestiones como la arquitectura del procesador y las imposiciones de la compañía en algunos casos no se permite desinstalar los originales.
Por otro lado, si las autoridades establecen un “plan de estudios predefinido” para todos los establecimientos logrará unificar las asignaturas. Esto puede ser positivo desde el punto de vista del panorama laboral, ya que con una formación equivalente las empresas pueden recibir un mayor número de candidatos con igual preparación, pero negativo para los estudiantes que deseen una más amplia variedad en sus años de preparación, con una mayor tendencia a la especialización.
La incertidumbre de lo predefinido
La vida es una serie muy extensa de sucesos y fenómenos de variada complejidad, muchos de los cuales resultan imposibles predecir o garantizar. Ni siquiera la ciencia puede anticipar con certeza el desarrollo de todos los procesos que ha estudiado. A pesar de ello, a los seres humanos nos da seguridad armarnos de conceptos predefinidos, para avanzar por este mundo con guías a lo largo del camino. En otras palabras, si hacemos lo mismo que los demás, tenemos menos probabilidades de sentirnos desprotegidos que si innovamos a cada paso.
Pero la complejidad antes mencionada se aplica a todos los ámbitos de la existencia, y el factor impredecible nos puede alterar los planes más firmes en una fracción de segundo. No importa cuánto nos esforcemos en construir una estructura, siempre podrá soplar un viento suficientemente fuerte como para derribarla y obligarnos a empezar nuevamente. Todo aquello que consideramos predefinido existe hasta que se haya concretado el objetivo; de lo contrario, debemos reemplazarlo por una nueva serie de decisiones.
Tomemos el caso de un festival literario. Según el cronograma de actividades predefinido por los organizadores, se espera que a un cierto horario se presente la nueva obra de un novelista, luego se realicen lecturas poéticas y más tarde, un debate entre cuentistas. Sin embargo, dado que el novelista sufre un inconveniente al viajar, llega más tarde al evento y obliga a modificar el orden de las actividades. Como se puede advertir, lo predefinido puede variar en la práctica por ciertas contingencias.
En el plano personal y emocional, debemos estar atentos a los riesgos de aceptar un camino predefinido para nuestra vida. Los padres suelen plantear ciertas metas a sus hijos antes de que éstos puedan tomar cartas en el asunto. Es importante permitirles que exploren la vida a partir de sus propias necesidades, de sus gustos e inquietudes, guiándolos en todo caso para protegerlos de quienes puedan dañarlos, pero no privándolos de ser ellos mismos.