Profesar es una práctica que tiene diferentes características. El término puede emplearse para nombrar al ejercicio de una cierta actividad o de un oficio o a la enseñanza de algo. La acción de profesar también consiste en creer en algo, en experimentar interés o cariño por ciertas cuestiones y en inclinarse voluntariamente hacia una idea o un valor.
Por ejemplo: “Creo que los medios de comunicación deberían profesar el respeto por los ancianos”, “Profesar el cristianismo es una actividad de riesgo en este país”, “Nadie debería ser perseguido por profesar sus ideas”.
Profesar como difundir una idea o creencia
Puede decirse que profesar consiste en difundir una idea o una creencia. La intención de profesar es inculcar algo en los demás, con la esperanza de que las otras personas también adopten los valores en cuestión.
Si un individuo desea profesar la amistad, lo que hará es tratar de explicar por qué es importante tener amigos. Su propia conducta, por supuesto, será consecuente con dicha intención. De una persona que profesa la amistad se espera que haga un culto de este tipo de vínculos: que se reúna con frecuencia con sus amigos, se muestre atento a sus problemas, sea sincero con ellos y los incluya en los momentos más importantes de su vida, etcétera.
Cuando se pide que no se profese algo, en cambio, se estará diciendo que no debe difundirse ni inculcarse. Profesar la delincuencia, en este sentido, es algo negativo. Se considera que delinquir es dañino para la sociedad: por lo tanto, nadie debería dedicarse a dicha actividad ni fomentar que otros la lleven a cabo. Incitar al delito, de hecho, es una conducta ilegal.
Derechos de las personas religiosas
Libertad
En pocas palabras, se trata del derecho a profesar una religión, a cambiar de decisión o a no profesar ninguna sin que esto acarree consecuencias negativas para el individuo. Nadie debería ser forzado a actuar en contra de sus propias creencias, así como tampoco debería ser privado de hacerlo en favor de las mismas.
Reserva
Todos deberíamos ser libres de escoger si hacer públicas nuestras creencias religiosas o no. Lamentablemente, existen movimientos que infunden miedo a quienes se abstienen de profesar su religión públicamente.
Cumplimiento de las obligaciones
Profesar una religión es mucho más que simplemente recomendar a los demás que se adhieran a nuestras creencias. Toda religión propone una serie de valores y describe el comportamiento ideal de quien la adopta para su vida, por lo cual nadie debería impedir que se llevara a cabo el cumplimiento de dichos puntos. La discriminación es una de las causas que con mayor frecuencia atenta contra este derecho, especialmente en los ámbitos escolar y laboral (por ejemplo: cuando no permiten que un empleado vista de acuerdo con las exigencias de su religión).
Negarse a cursar clases de religión
Todos tenemos derecho a optar por no recibir la formación religiosa que se imparte en los colegios, sin necesidad de dar explicaciones, manteniendo una línea de coherencia con el primer derecho expuesto en esta lista. De hecho, las instituciones educativas deberían preguntar a sus alumnos (o a los padres) si desean estudiar religión, en lugar de imponer esta materia.
Postergar exámenes por compromisos
Cada religión tiene una serie de festividades y de acontecimientos que se realizan a lo largo del año en fechas muy puntuales, y muchas de ellas duran tan sólo un día. Además de los eventos marcados en el calendario de manera tradicional, pueden surgir otros de forma espontánea o circunstancial, como ser la visita de una eminencia a un templo determinado. Por esta razón, las instituciones educativas deberían permitir a sus estudiantes que se ausenten de un examen y lo posterguen cuando sientan la obligación de asistir a cualquiera de dichos compromisos, sin que esto les trajese ningún tipo de consecuencia negativa.