Antes de proceder a entrar de lleno en la definición del término pupitre, se hace necesario conocer el origen etimológico del mismo. Eso nos lleva a determinar que emana del francés “pupitre”, el cual a su vez procede del latín “pulpitum”, que venía a ser un estrado o un entarimado de madera.
El término hace mención a la mesa que, en una escuela, es utilizada por los alumnos para escribir sobre ella. Por ejemplo: “La directora ordenó a los chicos que limpien sus pupitres”, “No comas galletas sobre el pupitre”, “Niños, quiten los cuadernos del pupitre que hoy vamos a hacer un experimento”.
El diseño de los pupitres ha cambiado a lo largo de la historia. Por lo general son fabricados con madera, aunque también hay pupitres con componentes metálicos. Los pupitres más antiguos solían tener tapa, tablero inclinado y un hueco para el tintero.
En la actualidad, cuando el pupitre carece de tapa, puede tener una especie de estante en su parte inferior para que los estudiantes puedan guardar libros, cuadernos, útiles escolares, etc. Los modelos más simples, de todos modos, se limitan a contar con el tablero sobre el cual se escribe.
Otros cambio histórico es que, más de un siglo atrás, los pupitres eran grupales. Un banco alargado y una gran mesa conformaban el pupitre. De esta manera, los niños carecían de libertad de movimiento. Ahora, la mayoría de los pupitres son individuales, una característica que contribuye a la autonomía de cada alumno y que también facilita su vigilancia por parte de los docentes.
La ubicación de los pupitres en el salón depende del espacio disponible y de las preferencias del maestro. Lo habitual es que se formen hileras con una separación suficiente para que se pueda caminar entre ellas.
No obstante, esas citadas hileras se rompen los días en los que tienen que llevar a cabo exámenes. Entonces es el profesor el que ordena a sus alumnos que separen sus pupitres, que se coloquen de manera individual, para así evitar que entre ellos se pueden copiar o incluso “chivar” las respuestas unos a otros.
Y todo eso sin olvidarnos de que recientemente ha saltado a los medios de comunicación la existencia de lo que se ha dado en llamar pupitres-bicis. Se trata de unos singulares pupitres que están dotados con pedales y que están especialmente pensados para los niños hiperactivos, ya que gracias a los mismos pueden descargar esa energía que tienen pedaleando mientras realizan las tareas.
De la misma manera, no podemos pasar por alto que existe una aplicación que responde al nombre de Pupitre. Nos estamos refiriendo a una app creada por la editorial Santillana, que está dirigida a niños de entre 3 a 8 años y que tiene como objetivo ofrecerles fichas para que puedan mejorar en las distintas asignaturas y en el desarrollo de sus habilidades. En concreto, con esas propuestas pueden trabajar desde Matemáticas hasta Lengua pasando por Ciencias Sociales o incluso Inglés.