Retrato, del latín retractus, es la pintura, imagen o representación de una persona. El retrato más frecuente tiene una expresión plástica (una pintura, una fotografía o una escultura) que imita a la persona real. La intención es reproducir con la mayor exactitud posible el aspecto físico y la personalidad del sujeto retratado.
Antes del surgimiento de las técnicas fotográficas, la única forma de captar la imagen de una persona para inmortalizarla era a través de una creación artística. Los primeros individuos en ser retratados fueron aquellos que gozaban de más poder, entre los que se encontraban reyes y sacerdotes. Con la aparición de la fotografía, el retrato se popularizó y se mecanizó, llegando a todas las clases sociales.
El culto a la personalidad
Muchos gobernantes abusaron de los retratos para desarrollar un culto a su personalidad. Al colocar retratos de un dirigente en los edificios públicos y en las calles, la población termina asimilando la imagen del líder y su mensaje se perpetúa.
Un ejemplo de esta utilización del retrato tiene lugar en China con la imagen de Mao Tse Tung.
Retrato robot
Se denomina retrato robot la reconstrucción del aspecto físico de un individuo de quien no se poseen fotografías o imágenes claras. Para su creación es necesario que una persona que lo haya visto lo describa tan detalladamente como le sea posible.
Por lo general, esta práctica es utilizada por los cuerpos de policía cuando desconocen la apariencia de un maleante o de un desaparecido; en este contexto, se trata de un recurso que nació en los años 50, de la mano de expertos dibujantes, y originariamente se conoció con el nombre de retrato hablado.
El concepto en el lenguaje coloquial
En el lenguaje cotidiano, la noción de retrato también se utiliza para nombrar a aquel o aquello que se asemeja a una persona o una cosa, generalmente en sentido figurado.
El término permite comparar a una persona con una actitud, pero también señalar el parecido de dos individuos con una diferencia de edad considerable: “Ayer conocí a Manuel: es el vivo retrato de su padre”, “Me emociona cuando dicen que soy el retrato de mi abuela”.
El retrato en la literatura
El retrato también puede ser una descripción física y psicológica de una persona. En el mundo de la literatura, tiene lugar cuando los autores plasman en papel las principales cualidades de un personaje.
Etopeya
Etopeya es el nombre que recibe una figura literaria utilizada para describir rasgos de la moral y la psicología de un individuo, como pueden ser sus virtudes, su personalidad y sus costumbres. A diferencia de la prosopografía, este tipo de descripción varía de acuerdo al punto de vista y la intención de quien la realiza. Por ejemplo, la misma persona puede ser descrita haciendo hincapié en sus fortalezas, para pintarla como un modelo a seguir, o bien acentuando sus defectos y sus flaquezas, intentando manchar su imagen pública.
A través de la etopeya es posible mostrar una visión particular de un hecho determinado, dado que se trata de una descripción teñida de sentimientos y preconceptos, única en cada persona y cambiante en el tiempo. Utilizado en una narración permite sumergir a los lectores en un escenario subjetivo, donde cada elemento mencionado tiene un carácter, una razón de ser.
Prosopografía
Se conoce como prosopografía al recurso usado para describir a un personaje, con diferencias en su significado si se usa en un contexto literario o histórico. En el primer caso, hace referencia al recuento de características físicas de una sola persona: su estatura, su contextura, sus rasgos, etcétera.
La historia, en cambio, se vale de la prosopografía para llevar a cabo el estudio biográfico de una persona desde un punto de vista social, tomándola como integrante de un grupo, y permite advertir características pertenecientes a un colectivo o rango en particular, generalmente de carácter elitista y relacionado con el mundo de la política.