Ruralización es un término que no está incluido en el diccionario de la Real Academia Española (RAE). El concepto, de todos modos, suele emplearse para nombrar al proceso de adopción de prácticas y costumbres rurales en un entorno urbano.
Para muchos sociólogos, la ruralización de una ciudad se produce cuando los inmigrantes llegados desde una zona rural no logran integrarse tanto a nivel cultural o social como a nivel económico. De este modo, las personas reproducen el modo de vida que tenían en la región rural, ahora en la ciudad.
La ruralización, de este modo, incide en la formación de los ciudadanos, que no adoptan los valores, las actitudes y los comportamientos que se consideran adecuados para el entorno urbano.
Cambios provocados por la ruralización
Debido a la ruralización, puede cambiar la apariencia del espacio público de una ciudad, con habitantes que caminan por la calle junto a animales de granja o que ofrecen informalmente productos agrícolas de manufactura casera en las calles, por citar dos posibilidades.
La ruralización también puede modificar, al menos en parte, el perfil productivo de la zona urbana. Si los individuos que llegan desde el campo no consiguen empleo en industrias, es probable que terminen intentando reproducir los métodos de subsistencia que tenían en su lugar de origen. De este modo, se incrementa el número de habitantes de la ciudad que se dedican al cultivo de alimentos o a la cría de animales.
El proceso de ruralización, en otras palabras, consiste en transferir a la conducta urbana prácticas y actitudes que se asocian a la vida en el campo. Es muy importante no caer en el error de considerarlo un sinónimo de «indianización» o «cholificación», términos que suelen ser empleados por personas dedicadas a disciplinas tales como las ciencias sociales y la comunicación social.
La importancia de estudiar el proceso
Para analizar la ruralización no alcanza con los estudios de estadística y sociodemografía basados en censos, ya que este proceso, del mismo modo que la urbanización, es un fenómeno que excede la cuantificación e implica una serie de cambios que alcanzan el mundo espiritual de la sociedad entera. De la ruralización surgen personas que se encuentran a mitad de camino entre un habitante rural y uno urbano, con características raras tanto en su estética como en su forma de comunicarse.
Una de las razones por las cuales resulta tan importante y necesario estudiar la ruralización es que puede brindarnos respuestas a interrogantes tales como por qué las relaciones entre los seres humanos son tan pobres, por qué no somos capaces de organizar nuestras sociedades de una forma más justa, por qué se aprecia un nivel tan evidente de desmoralización en las grandes ciudades.
Ruralización y socialización
Cuando una persona migra del campo a la ciudad, no le basta con asentarse y conseguir un modo de subsistencia para atravesar un verdadero proceso de adaptación, sino que necesita de una serie de factores fundamentales que lo empapen de las prácticas y actitudes correspondientes. Uno de ellos es la socialización, y es quizás el más difícil de alcanzar ante el desprecio generalizado de las costumbres rurales; tratar con otros seres humanos en un entorno amigable e integrador puede ser clave en dicha transformación.
Por otro lado se encuentra la educación, que puede llevarse a cabo a través de diversos medios, y que también se ha convertido en un tesoro al cual no todos tienen acceso. Cuando una sociedad niega a sus habitantes esta oportunidad, les cierra las puertas al progreso, los condena a una vida de constante lucha y desconsuelo, y alimenta fenómenos tales como la ruralización, que se dan como resultado de la imposibilidad de adaptarse al nuevo entorno.
A lo largo de la historia, la ruralización a gran escala se desarrolló en varias oportunidades (por ejemplo, en la Hispania del siglo III).