Se denomina terminología al conjunto de los términos que se utilizan en un ámbito específico (una ciencia, un arte, un oficio, etc.). Se trata de las palabras que resultan propias de un contexto determinado.
Tomemos el caso de la terminología médica. Así se denomina a las nociones que se emplean en la medicina. Estos términos son necesarios para expresar con precisión múltiples cuestiones inherentes a la actividad de los médicos y del resto de los profesionales de la salud.
En la terminología médica hay raíces que aparecen con frecuencia. Cardio, por mencionar una, hace mención al corazón. Así se forman términos como cardiología, cardiopatía, cardiograma y cardiocirujano, por señalar algunos.
El manejo de determinadas terminologías es potestad de especialistas. La terminología contable, por ejemplo, es esgrimida por los contadores pero difícil de comprender para el resto de las personas. Lo mismo ocurre con la terminología legal que dominan los abogados.
Al estudio de los grupos de vocablos también se lo conoce como terminología. En este sentido, se trata de una disciplina que se encarga de la recolección, la descripción y el análisis de los términos de forma sistemática.
La terminología, en este marco, investiga los términos desde la lingüística y la ontología. Por eso se dice que es interdisciplinaria, ya que recurre a aportes de diversas áreas para llevar a cabo sus propósitos.
Además se asocia la terminología a la filosofía. Esto se debe a que se orienta a cómo se organizan los conocimientos y observa de qué manera se categorizan los conceptos.
Si bien la mayoría de los hispanohablantes conoce esta palabra, no todos están al tanto de su etimología. En primer lugar, podemos señalar que se trata de un neologismo híbrido. Un neologismo es un término o una expresión de reciente creación en una lengua; a veces tiene lugar ante la necesidad de dar nombre a un invento, un fenómeno o un descubrimiento, por ejemplo. En nuestro idioma, una buena parte de los neologismos provienen de otros, principalmente del francés y del inglés.
Agregando un dato más acerca de los neologismos, resulta interesante notar que esta cualidad depende del momento en el que se observe y se describa la palabra: cuando pasa mucho tiempo, décadas o siglos, deja de serlo. Algunos ejemplos que sirven para graficar esta naturaleza temporal y contextual de los neologismos son robot, tren, bolígrafo, anestesia y ovni, que en la actualidad son simplemente algunos de los miles de términos que forman parte de nuestra lengua.
Decíamos más arriba que la palabra terminología es un neologismo híbrido: esto se debe a que procede de más de una lengua ajena al español, y esto se puede apreciar a simple vista: la primera parte es terminus, un vocablo de origen latín que puede definirse como «término, frontera, hito, mojón o linde»; la segunda, -logía, viene del griego y se compone de logos («expresión, palabra») y el sufijo -ía («cualidad», aunque con el tiempo comenzó a hacer referencia a conceptos como «ciencia» o «tratado»).
Entre los sinónimos más comunes de esta palabra se encuentran los siguientes: léxico, vocabulario, términos, giros y repertorio. Si bien no forma parte de sus sinónimos, también podríamos incluir el término jerga, al menos por tratarse de un concepto similar. La principal diferencia no es tan evidente: mientras que la terminología no es más que un conjunto de vocablos que se asocian con una ciencia, materia o profesión en particular, la jerga no se reconoce de manera oficial sino que lo usan las personas que tienen en común un oficio o una profesión independientemente de que no las defina el diccionario de su lengua.
