Testaferro es un término procedente de un concepto italiano que puede traducirse como “cabeza de hierro”. Un testaferro es un individuo que firma un contrato o un documento haciéndose cargo de alguna responsabilidad o asumiendo una titularidad que, en realidad, corresponde a otra persona.
El testaferro, por lo tanto, actúa encubriendo a otro sujeto. Lo que hace es prestar su identidad para emular el rol social de aquel al que representa. Esto permite que la persona representada pueda disfrutar de ciertos beneficios al eludir obligaciones legales.
Ejemplos de testaferro
Supongamos que la ley de un país establece que una persona no puede ser propietaria de más de tres medios de comunicación. Dicha medida obedece a la necesidad de garantizar la pluralidad de voces y discursos. Un empresario que ya tiene dos canales de televisión y un periódico, sin embargo, desea comprar una radio. Con el objetivo de evadir la ley, le paga a un individuo para que sea su testaferro. De este modo, la persona contratada presta su identidad para realizar la compra, aunque el propietario real será el empresario.
Un político corrupto, por su parte, puede contar con un testaferro ya que no está en condiciones de utilizar su nombre para realizar ciertas operaciones comerciales o financieras. De lo contrario, tendría que justificar cómo accedió a los fondos que obtuvo de manera ilícita.
Ejecución de delitos
Como se menciona en párrafos anteriores, lo normal es que el testaferro se preste para la ejecución de actividades fuera de la ley. El ejemplo más recurrente es la evasión de impuestos, una práctica que en muchos países es adquirida como parte de la herencia familiar, como si se tratara de una función natural del ser humano adulto para ser capaz de sobrevivir ante las injusticias de su gobierno.
De modo similar, el testaferro también puede servir para que una persona realice compras o ventas ilegales, de propiedades que no estén a su nombre, en casos de fallecimientos de familiares, separaciones o divorcios. Como si esto fuera poco, muchos usan este recurso para especular en la bolsa de comercio usando capitales ajenos, de modo que no se vean bloqueados por una inhabilitación legal.
Testaferro en la psicología
La idea de testaferro también se emplea en la psicología para nombrar a los sujetos que son manejados por otros o que adoptan, por conveniencia, una actitud o un rol que no les es propio. Sobra decir que no se trata de una actitud aceptable a nivel social, y por eso existe el dicho popular «Tiene agallas y cara de hierro todo testaferro».
La psicología reconoce ciertos rasgos comunes entre los individuos que se ofrecen como testaferros. Lo más común es que se trate de personas muy flexibles y versátiles, capaces de modificar su comportamiento y sus hábitos mientras se encuentran en papel, para convencer a su entorno de que son en realidad los personajes a los cuales están interpretando. De hecho, un actor muy talentoso sería el candidato idóneo para esta tarea; sin embargo, por obvias razones, un perfil bajo es más adecuado.
Una película de Woody Allen
En la película «El testaferro«, de Woody Allen, se puede apreciar un claro ejemplo de este concepto llevado a la práctica para superar una imposición legal. La historia nos remonta a la conocida «caza de brujas» que tuvo lugar en Estados Unidos a lo largo de la Segunda Guerra Mundial, que consistió en investigar a diversas personas del ámbito artístico para descubrir a aquellas que participaran de actos subversivos contra el sistema.
Entre las víctimas de tal persecución se encontraban directores, actores y escritores, muchos de los cuales perdieron sus trabajos, sin dejar de lado a aquellos que se quitaron la vida. En la película, el rol de testaferro lo asume un hombre con una vida gris, a quien unos escritores que tienen prohibido trabajar le ofrecen la oportunidad de representarlos para publicar sus obras literarias.