La abulia es la falta de voluntad o la disminución notable de su energía, de acuerdo a lo expresado en el diccionario de la Real Academia Española (RAE). Se trata de una alteración en la fase preliminar de la actividad voluntaria, donde el deseo o la decisión de concretar una acción se ven perturbados.
Establecer el origen etimológico del término abulia nos lleva a marcharnos hasta el griego y es que allí es donde encontramos la palabra de la que procede aquella: abulia. Un vocablo este que está conformado por tres partes claramente diferenciadas: el prefijo a– que equivale a «sin», la palabra boilé que es sinónimo de «voluntad» y finalmente el sufijo –ia que puede traducirse como «cualidad o acción».
Qué es la abulia
La abulia implica una falta de interés que se traduce en la falta de actividad y en la ausencia de respuestas emocionales. En lenguaje corriente, podría decirse que la abulia es la falta de ganas de hacer cosas o la sensación de querer y no poder por falta de fuerza.
Cuando una persona sufre de abulia, experimenta un deterioro de la voluntad de actuar, que se refleja como indecisión y en un sentimiento de impotencia. El afectado siente apatía e indiferencia por aquellas cuestiones que antes le generaban satisfacción.
Pero no sólo eso. Otros síntomas claros de que alguien padece de abulia son: una absoluta pasividad, la falta de todo tipo de movimiento espontáneo o el hecho de que haya llevado a cabo una reducción palpable del tiempo que dedicaba a sus hobbies o pasatiempos, a sus relaciones sociales o a la espontaneidad.
Un ejemplo concreto de abulia es aquel caso donde un individuo siente que cualquier otro día será mejor que hoy; por lo tanto, se limita a esperar la llegada de ese día y mientras tanto no toma ninguna decisión ni pone en práctica ninguna acción. La persona siente que, en caso de actuar, luego puede arrepentirse ya que en otro momento podrá estar en mejores condiciones para tomar la decisión o concretar su acción.
La mirada de la psicología
La psicología afirma que la abulia puede ser un síntoma de enfermedades mentales como la depresión, la esquizofrenia, el trastorno bipolar y la distimia. Incluso puede aparecer como consecuencia de una alteración cerebral producida por un accidente o por una infección (como la sífilis).
La distimia, anteriormente citada, también es conocida como trastorno distímico y se caracteriza por ser un trastorno afectivo crónico que trae consigo que quien lo padece no sólo se sienta triste, solo o melancólico sino también con muy baja autoestima. De origen genético parece ser que es aquel que además se puede ver acentuado por falta de estímulos o incluso por un absoluto desarraigo.
Insomnio, falta de apetito, fobia social, cansancio sin justificación, pesimismo, problemas de memoria o incapacidad para concentrarse y tomar decisiones son algunos de los síntomas que vienen a dejar patente que alguien sufre de distimia y como consecuencia también de abulia.
El uso de medicamentos es el tratamiento más habitual que se utiliza para tratar este trastorno afectivo que también se aborda mediante psicoterapias.