
El aislacionismo se asocia al nacionalismo y la autarquía.


El aislacionismo en Estados Unidos
Es habitual que la noción de aislacionismo se utilice para aludir a la postura atribuida a Estados Unidos en numerosos periodos históricos. Las autoridades estadounidenses, en este sentido, suelen abstenerse de intervenir en asuntos internacionales a menos que consideren que los mismos representan una amenaza para su nación.
El aislacionismo de Estados Unidos, de todos modos, comenzó a quedar atrás con la política internacional del presidente James Monroe (1817-1825), quien anunció que apelaría a las fuerzas armadas de su patria si Europa accionaba en el territorio americano. Así nació la llamada doctrina Monroe.
Hay que destacar que, más allá del proclamado aislacionismo, Estados Unidos intervino en el extranjero en numerosas ocasiones. Tras la Segunda Guerra Mundial, por ejemplo, actuó de múltiples maneras para defender sus intereses y el capitalismo, enfrentándose al régimen socialista cubano y apoyando dictadura militares en América del Sur, por mencionar algunos casos.

La defensa de la soberanía es uno de los justificativos del aislacionismo.
La política de Donald Trump
Un referente del aislacionismo del siglo XXI es Donald Trump. Presidente de Estados Unidos entre 2017 y 2021 y nuevamente a partir de 2025, sus políticas se caracterizan por el proteccionismo económico y el refuerzo del control de fronteras para impedir la inmigración ilegal.
Trump se constituyó como un símbolo del patriotismo estadounidense. Suele proclamar la autosuficiencia de su país, subordina las relaciones internacionales a los intereses de EE.UU. y evidencia un rechazo a la globalización e incluso a organizaciones internacionales como las Naciones Unidas.
El mandatario norteamericano refleja su doctrina aislacionista cada vez que destaca que, si bien muchos países «necesitan» a Estados Unidos, su nación -de acuerdo a su visión- no «necesita» a los demás. Por eso aplica políticas proteccionistas, incentiva el consumo interno, defiende su visión de la identidad nacional y subestima los mecanismos que la comunidad internacional ha logrado construir a lo largo de las décadas.
Es interesante indicar que muchos analistas también aluden al aislacionismo de Argentina a partir de la llegada a la presidencia de Javier Milei (quien, de hecho, es admirador de Trump). El líder libertario, por ejemplo, rechazó el ingreso de su país al grupo BRICS y anunció la salida argentina de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Además mantuvo enfrentamientos verbales con dirigentes de países latinoamericanos como Brasil, Colombia, Chile, México y Venezuela. No obstante, Milei sostiene que, gracias a sus decisiones y medidas, Argentina volvió a «integrarse» al mundo.

El aislacionismo está basado en una política de no intervención.
No intervencionismo
Es importante hablar de otra doctrina que resulta muy similar a simple vista, y de hecho se encuentra relacionada: el no intervencionismo. Se sitúa en el ámbito de la política exterior y obliga a cualquier Estado a evitar su intervención en los problemas internos de los demás, ya sea de manera directa o indirecta, con el propósito de alterar sus intenciones y conseguir que se subordine.
Este concepto se origina en el principio de no intervención, perteneciente al derecho internacional público, según el cual las naciones son independientes y tienen derecho a tomar sus propias decisiones en lo que respecta sus formas de gobierno, su estructura y su desarrollo cultural, social y económico.
George Washington y Thomas Jefferson son señalados como los impulsores del no intervencionismo, que hoy en día se conoce muchas veces como aislacionismo. Estos presidentes estadounidenses de fines del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX rechazaban las alianzas militares y políticas y promulgaban la neutralidad. Además, se mantuvieron al margen de las guerras de Europa para seguir impulsando el libre comercio.
El antes mencionado James Monroe fue el autor de una doctrina homónima que se puede resumir en la frase «América para los americanos». La elaboró en 1823 y sostenía que las potencias del continente europeo no debían tomar partido de los asuntos americanos. La contradicción de esta etapa de la historia estadounidense tuvo lugar porque esta misma doctrina que cerró la intervención de Europa en su territorio derivó en que Estados Unidos interviniese, como ya indicamos, en otros países americanos.
El aislacionismo de Suiza
Suiza, en tanto, es otro Estado que tradicionalmente se mantiene apegado al aislacionismo. Su postura neutral en el plano internacional, de hecho, es una de sus características distintivas. Esto lo ha llevado a convertirse en un lugar donde los precios son elevados y donde son necesarias ciertas medidas para que el coste de vida se adapte al de sus países limítrofes.
Para 2005, los informes demostraban que el aislacionismo había llevado a Suiza a afrontar precios excesivamente altos a la hora de importar productos y materias primas, algo que se agravaba con la poca competitividad que tenía en varios sectores domésticos fundamentales.
El coste de vida en Suiza ya era motivo de debate por aquel entonces y de hecho es una de las primeras características que se mencionan del país. Por otro lado, se sabe que los salarios suizos también son elevados, y es precisamente este dato el que toman como excusa los países extranjeros para cobrar más dinero por sus entregas a Suiza.