Ajeno es un adjetivo derivado del vocablo latino aliēnus que, a su vez, procede de alĭus (término que puede traducirse como “otro”). Lo ajeno es aquello que pertenece a otro individuo o que resulta de características diferentes a las propias.
Por ejemplo: “Cuando era chiquito, mi madre me enseñó que nunca debía quedarme con las cosas ajenas”, “Creo que el presidente no puede permanecer ajeno a esta situación: si la tasa de desempleo continúa creciendo, el país entrará en una profunda crisis”, “Siempre he tratado de estar ajeno a las polémicas”.
Ejemplos de ajeno
La idea de ajeno puede aplicarse a objetos materiales. Una persona tiene pertenencias: artículos y productos que compró o que le obsequiaron y que, por lo tanto, le pertenecen. Si un sujeto llamado Juan compra un teléfono, dicho teléfono es suyo. Para Martín o Pedro, por citar otras dos personas, ese teléfono en cuestión resulta ajeno. Por eso si Martín o Pedro se apropian del teléfono de Juan, habrán cometido un robo.
Lo ajeno también puede ser algo de una condición distinta o que resulta extraño. Un argentino que se radica en los Estados Unidos puede negarse a participar de la celebración de Halloween (Noche de Brujas), alegando que para él dicho festejo es “ajeno” a sus sentimientos. En este sentido, el individuo no experimenta ninguna identificación con el evento por razones culturales, ya que en su tierra natal no se le prestaba atención a la fecha. Esta consideración de Halloween como algo ajeno obedece a costumbres y tradiciones, a su vez relacionadas con la historia de los pueblos.
El concepto y los animales
Aunque muchos se esfuerzan por resaltar las diferencias entre nuestra especie y las demás, el concepto de ajeno es algo que compartimos con los animales.
Si bien en la naturaleza no es tan común que cada individuo tenga pertenencias, los animales que viven con seres humanos sí se apropian de diversos objetos, como juguetes y camas.
Ajeno a la voluntad
Existen varias expresiones que incluyen el término ajeno: una de las más comunes es «ajeno a la voluntad de alguien», la cual sirve para explicar que una situación se encuentra más allá del control de dicha persona, que no puede hacer nada para que termine o bien que no habría podido propiciar su inicio, ya que éste tuvo lugar más allá de su accionar.
Supongamos que una persona lleva trabajando un tiempo en una empresa con un muy buen desempeño: siempre llega a primera hora, cumple con todas sus tareas en los plazos establecidos previamente y su disciplina es impecable. A pesar de su intachable rendimiento, un buen día le comunican que deberán finalizar su contrato a fin de mes, sin que haya podido anticiparse a ello. Sorprendido e indignado se dirige a su supervisor para recibir una explicación, y él le responde «lo siento, tu despido ha sido ajeno a mi voluntad; el departamento de recursos humanos se ha visto forzado a hacer recortes por falta de presupuesto».
Permanecer alejado
Mantenerse ajeno a algo, por último, se vincula a permanecer lejos de ello. El significado de la expresión no es positivo o negativo en sí mismo, y bien puede aplicarse a actitudes de ambos tipos e incluso a situaciones que se encuentran a mitad de camino entre ambos extremos. Es correcto decir que un político que quiere estar ajeno a las confrontaciones, por ejemplo, desea no entrar en discusiones o enfrentamientos.
No querer verse involucrado en una discusión entre otras dos personas puede ser una muestra de respeto hacia ellas, para evitar causar una interferencia en su relación, pero también puede hablar de una falta de compromiso, especialmente si su participación pudiera ayudarlas a resolver el problema.