La idea de alelo refiere al valor que adopta cada gen que, en un par, ocupa el mismo sitio en los cromosomas que resultan homólogos. Dominante, por su parte, es un adjetivo que califica a aquel o aquello que logra dominar (es decir, que se impone).
Para definir qué es un alelo dominante, debemos comprender qué es la dominancia en el ámbito de la genética. Este concepto alude al vínculo que establecen los alelos que forman parte de un mismo gen cuando uno de estos alelos consigue enmascarar la manifestación del fenotipo del otro alelo. El alelo que logra imponerse es el alelo dominante, mientras que el otro es el alelo recesivo.
Es importante tener en cuenta que el alelo dominante no siempre ejerce dicho rol, del mismo modo que el alelo recesivo puede convertirse en dominante en ciertos contextos. De esta manera, si un mismo gen cuenta con más de dos alelos, un alelo puede ser dominante respecto al segundo y recesivo respecto al tercero.
El estudio de los guisantes
Un claro ejemplo de dominancia, que ha sido usado desde hace mucho tiempo en el ámbito científico, es el de la forma de la semilla del guisante (también conocido como chicharro o arveja y de nombre científico pisum sativum), ya que se trata de uno de los rasgos que debe heredar de una generación a otra y puede ser lisa y redondeada, dos características que aporta el alelo dominante R, o bien arrugada, si triunfa el alelo recesivo r.
Aunque a simple vista pueda parecer poco relevante, el estudio de los guisantes por parte del monje y naturalista checo Gregor Johann Mendel revolucionó en su momento el campo de la herencia genética, la cual surgió de sus conocidas leyes. A través de la observación de la reproducción de estas planta herbáceas pertenecientes a la familia Fabacea, Mendel descubrió muchas de las características del comportamiento de los genes, y así llegó a notar conceptos tales como los de alelo dominante o recesivo, algo que puede apreciarse también en nuestra especie.
La imposición de características por parte del alelo dominante
El ser humano, la mayor parte de los animales y ciertas plantas son organismos diploides ya que cuentan con pares de cromosomas. Cada uno de estos cromosomas, a su vez, presenta dos versiones llamadas haploides: una desarrollada por el padre y la otra, por la madre. Los cromosomas homólogos tienen la misma estructura y genes que su homólogo correspondiente, aunque con manifestaciones diferentes (los alelos).
Los alelos dominantes son los que, ya sea apareciendo en dosis doble o en dosis simple, consiguen imponerse en la expresión de ciertas características y, por lo tanto, se manifiestan en la expresión específica del genotipo (la información genética) que se conoce como fenotipo, por ejemplo a través del color de ojos, las características del cabello o el tipo de nariz y orejas.
El caso de los ojos y del cabello
En el caso específico de los ojos, existe una clara definición de rasgos posibles, tanto dominantes como recesivos. Por ejemplo, se sabe que los ojos color café representan un rasgo dominante por sobre los azules, los verdes, los pardos y los grises. Con respecto a la visión, de modo similar, es dominante la buena por encima de cualquier trastorno que impida al sujeto ver con normalidad, como ser la ceguera nocturna, el daltonismo o la miopía.
Otro aspecto de los seres humanos en los cuales podemos advertir la presencia de alelos dominantes y recesivos es el color del cabello. El oscuro es dominante con respecto al rojo y el rubio, así como el rizado (o enrulado) domina al cabello lacio. También debemos señalar que la calvicie es recesiva, ya que el rasgo dominante es una cabellera que cubra todo el cuero cabelludo.