El término ancla deriva del vocablo latino ancŏra, aunque sus orígenes más remotos se encuentran en la lengua griega. Un ancla es un elemento muy pesado que se fija a una cadena y que se arroja al agua desde una embarcación para que entierre en el fondo y así el barco no se mueva.
El ancla, de este modo, permite que la nave permanezca quieta más allá de las corrientes. Por lo general, el ancla cuenta con dos ganchos que se clavan en el suelo, impidiendo que la embarcación sea arrastrada por la fuerza del agua.
Partes de un ancla
Hay que establecer que toda ancla se divide en varias partes. Nos estamos refiriendo a la caña, el arganeo, los brazos, el mapa, las uñas y el cepo.
Cuando el barco es muy grande, es habitual que cuente con tres anclas: dos en el sector de la proa y el tercero en la popa. Las anclas pueden llegar a pesar veinte toneladas cuando las dimensiones de la embarcación son amplias.
En cuanto a la cadena del ancla, se confecciona con hierro forjado. Estas cadenas se forman con eslabones que, cada 25 metros, presentan un eslabón de características particulares (puede desarmarse). La cadena se mide en grilletes: tramos de 27,5 metros. Esto permite saber a los marineros qué cantidad de cadena se encuentra bajo el agua luego de arrojar el ancla.
Clasificación según el tipo
Son muchas y variadas las clases de ancla que existen, entre las que podemos destacar las siguientes:
– Ancla de rezón, que es utilizada frecuentemente por lo que son embarcaciones pequeñas. Se identifica por el hecho de que resulta muy eficaz en fondos donde hay muchas algas y muchas rocas.
– Ancla Danforth. Se enmarca entre las variedades más populares y resulta especialmente apropiada cuando se trata de fondos con mucho barro e incluso con arena.
– Ancla de arado. Esta se considera una de las más habituales y tiene a su favor que suele ser muy útil para todo tipo de fondos marinos, aunque no es la más apropiada en los que son rocosos.
Simbolismos del ancla
Precisamente hay que saber que muchas personas que han trabajado en el mar, que han sido parte del ejército del mar o que tienen una fuerte vinculación con ese han procedido y siguen procediendo a tatuarse un ancla en su cuerpo. En este caso, hay que saber que, además de ser una evocación al mar, ese elemento se asocia a otros significados:
-Es un amuleto, ya que se considera que trae buena fortuna.
-No menos relevante es el hecho de que es símbolo de estabilidad, la que conseguía el marinero cuando desembarcaba y volvía a su hogar, a su casa en tierra firme.
-Se considera que también puede utilizarse como sinónimo de seguridad, de tranquilidad, de carácter…
Cabe destacar, de este modo, que la idea de ancla se emplea de modo simbólico con referencia a aquello que supone un lastre, que sujeta o que impide avanzar. Por ejemplo: “Tienes que renunciar a este trabajo: es un ancla para tu crecimiento profesional”, “Este centro comercial necesita una tienda ancla que atraiga a los compradores y los haga permanecer varias horas en el lugar”.