Bagatela

Se conoce como infracción o delito de bagatela, por otra parte, al delito menor o de poca importancia. Esta calificación facilita la despenalización, favoreciendo una resolución más rápida del proceso penal. Este concepto, a su vez, se clasifica en dos tipos: la infracción propia y la impropia. La primera es la que ya desde el origen no es relevante en el ámbito penal, bien porque la conducta no es peligrosa o porque el bien jurídico no haya sido afectado de manera importante o grave.

En cualquiera de estos casos, se debe aplicar el denominado principio de insignificancia (o de bagatela), cuyo efecto es la exclusión de la tipicidad matrial. De este modo, no se necesita llevar a cabo una investigación de la intención del acusado ni ahondar en su historial, porque el hecho en cuestión es atípico y no requiere la intervención del derecho penal. Nótese que, de todos modos, sí se deben estudiar el caso, las circunstancias que lo rodean, el lugar en el que se llevó a cabo y el impacto que tuvo en la víctima, entre otros aspectos, antes de determinar el delito insignificante.

Una bagatela propia a la cual podría aplicarse el principio de insignificancia sería el robo de un bolígrafo: a simple vista, puede parecer un delito que no causa daño a nadie. Sin embargo, si minutos más tarde ese bolígrafo fuera necesario para improvisar una traqueotomía en un lugar público y, de este modo, salvarle la vida a alguien, ya no se trataría de un hecho insignificante sino que le causaría la muerte a la persona afectada. La infracción de bagatela impropia, en cambio, es la que se origina siendo relevante para el derecho penal pero más tarde se comprueba que en el caso particular no es necesario aplicar una pena.