El vocablo griego balaústion pasó al latín como balaustĭum, que a su vez derivó en el francés balustre. Tras este recorrido etimológico el concepto llegó al castellano como balaustre o balaústre: así se denomina a la columna de tamaño pequeño que, junto a los barandales, sostiene la estructura de los antepechos o las barandas de las escaleras, los balcones, etc.
Características generales
Los balaustres pueden fabricarse en una amplia gama de materiales, algo que resulta muy lógico dado que se trata de un elemento arquitectónico creado hace varios siglos. Entre los que destacan se encuentran los siguientes: cerámica, metal, madera, hierro u otros materiales. Sus funciones son dos, ya que se fabrican con el propósito de soportar y ornamentar las barandas o los parapetos.
El conjunto de los balaustres recibe el nombre de balaustrada. Su uso es muy antiguo y se remontaría, de acuerdo a las investigaciones de los historiadores, a los tiempos de los asirios. De todos modos no hay registros de su utilización en todos los pueblos, con lo cual su evolución no fue lineal.
Es habitual que los balaustres combinen molduras curvas y cuadradas y que, de manera alternada, presenten estrechamientos y ensanches. Suelen desarrollarse sobre una base o barra unificadora y confieren apoyo al frente de la baranda, la barandilla o el parapeto.
La separación de los balaustres entre sí debe ser armónica y tiene que guardar relación con el resto del conjunto. Cuando se opta por separarlos mucho con el objetivo de ahorrar materiales y disminuir la inversión, la estética se resiente.
Similar al capitel
El elemento arquitectónico llamado capitel se coloca en la parte superior de una pilastra, un pilar o una columna y sirve para que reciban las cargas de las estructuras que se apoyan sobre él. También tiene un objetivo estético, más precisamente de transición, ya que las partes que conecta son conceptualmente muy diferentes. Así como sucede con la arquitectura en general, lo podemos encontrar en una gran variedad de estilo, que dependen del contexto histórico y geográfico.
Datación y arquitectura
Es importante mencionar que las características de los balaustres suelen revelar datos de interés sobre fechas de construcción y estilos arquitectónicos. Por eso, al estudiarlos, es posible acceder a información valiosa en cuanto a la clasificación de las obras.
Esto puede servir no sólo para conocer los datos específicos de los balaustres que no hayan sido registrados adecuadamente o de los cuales no se hable en el material escrito que se asocie a ellos, sino también a todos los elementos que los rodeen en su contexto. Tanto los muebles como el resto de los elementos arquitectónicos que se encuentren en el mismo edificio de un balaustre pueden datarse y enmarcarse en un estilo gracias al estudio de estas columnas.
Podemos tomar como referencia el mobiliario usado durante el reinado de Carlos II de España, un monarca que también fue conocido como «el Hechizado» debido a su mala salud, que incluía infertilidad y debilidad muscular. Gracias al estudio de los balaustres elaborados en roble que se usaban en aquella época podemos saber que su diseño torneado pertenece a comienzos del siglo XVII, alrededor de seis décadas antes del nacimiento del rey.
Si miramos la arquitectura anglosajona, por otra parte, encontramos nos típicos montantes que se construían para dividir las ventanas cuya forma se asemeja a la del balaustre. Algunos ejemplos de este elemento se pueden apreciar en la abadía de San Albán, y se cree que su origen sea la antigua iglesia sajona. La arquitectura de Normandía construyó sus balaustres con formas simples, además de agregar capiteles y basamentos, y fue así que le dieron un aspecto de columnas pequeñas.