Existen distintas teorías acerca del significado y origen etimológico del término bruces. No obstante, la más extendida determina que esa palabra procede del latín, en concreto de “bucceus”, que puede traducirse como “de la boca”. Y ese vocablo, a su vez, deriva del sustantivo “bucca”, que es sinónimo de “boca”.
La expresión “de buces” o “de bruces”, en este marco, refiere a estar con la cara o la boca hacia abajo.
Por ejemplo: “Me caí de bruces en la calle y me rompí dos dientes”, “No puedes estar todo el día de bruces en la cama: ¡Ánimo! ¡Vamos a dar una vuelta!”, “El niño quiso caminar hacia la madre pero cayó de bruces”.
Por extensión pueden construirse varias frases con esta expresión. Si alguien afirma que, al salir de un lugar, se “dio de bruces” con una persona, estará aludiendo a que se topó de frente contra el sujeto en cuestión, casi chocándolo. Supongamos que un hombre llamado Esteban sale caminando rápidamente de una sucursal bancaria y, justo en el momento en que atraviesa la puerta, se encuentra con su hermana, quien desea ingresar al lugar. En este contexto, es posible afirmar que Esteban se dio de bruces con su hermana al dejar el banco.
Es curiosa conocer la historia que hay detrás de la expresión “darse de bruces”. Se considera que la misma se encuentra en la Escocia del siglo XIV. Más específicamente podemos determinar que tiene como origen al rey de aquel país, Robert the Bruce. En concreto, el punto de partida de esa citada expresión se encuentra en la muerte de ese monarca, que falleció cayéndose de su caballo y dándose un mortal golpe al chocar su cara con el suelo.
La expedición que tenía como objetivo llevar el cuerpo sin vida de ese rey al Santo Sepulcro de Jerusalén pasó por España. Al frente de la misma estaba James Douglas y en esa se portaba un documento donde se venía a recoger la vida del rey escocés y específicamente su muerte. Un documento que llevaba por título “The Bruce´s Death”.
El monarca español del momento, Alfonso XI de Castilla, pidió que ese manuscrito fuera traducido. La persona encargada de hacerlo, al no existir una similitud en castellano del apóstrofe inglés “´s” optó por titularlo “La muerte de Bruces”. Y a partir de ahí fue que se popularizó y pasó a transformarse en la expresión que hoy conocemos de “darse de bruces”.
Esta frase también puede usarse en sentido simbólico, cuando alguien se encuentra con algo inesperado. Tomemos el caso de un joven futbolista que abandona su país convencido de que tiene el talento necesario para triunfar en Europa. Por eso emigra con la intención de probarse en distintos equipos. Dos meses después, tras varios rechazos, descubre que su nivel de juego no es suficiente para jugar profesionalmente en el fútbol europeo. Ante esta situación puede decirse que el joven se dio de bruces con la realidad.