El bullicio es el rumor y los ruidos causados por la presencia de mucha gente en un mismo lugar. El término procede del verbo bullir (la masa de personas que se agita a semejanza del agua que hierve, el sujeto que se mueve sin parar y no se queda quieto).
Por ejemplo: «No aguanto más el bullicio de este bar: vamos a un lugar más tranquilo», «Es difícil concentrarse en la lectura con tanto bullicio», «Un vecino furioso por el bullicio ingresó a la casa y disparó a los jóvenes que festejaban un cumpleaños».
Antes de entrar de lleno en el análisis en profundidad del término , vamos a proceder a dictaminar su origen etimológico. En este sentido, tenemos que decir que se trata de una palabra que procede del latín, más exactamente del verbo latino bullire, que puede traducirse como «hervir o experimentar una pasión».
Concepto de bullicio
Por lo general, la noción de bullicio se utiliza como sinónimo de tumulto o alboroto. Algo bullicioso es ruidoso y resulta contrario a lo tranquilo o pacífico. Una reunión con la presencia de cuatro amigos suele desarrollarse en calma; en cambio, una fiesta con setenta invitados es probable que resulte bulliciosa.
La multiplicidad de personas en un mismo espacio genera bullicio. No hace falta que los sujetos estén gritando o muestren un comportamiento agitado, sino que, al sumarse y suponerse las voces y los ruidos en general, el bullicio resulta inevitable.
Las fiestas populares y los lugares concurridos
Teniendo en cuenta este sentido, tendríamos que destacar que existen determinadas fiestas populares que se consideran que son un auténtico bullicio. Así, por un lado, podríamos destacar, por ejemplo, los conocidos internacionalmente como Sanfermines de Pamplona, que se desarrollan los primeros días del mes de julio.
Se trata de una celebración en honor a San Fermín, que tiene lugar a través de multitud de actos, pero que posee como núcleo central los tradicionales encierros de toros. Estos suponen la suelta de dichos animales por varias calles de la ciudad, quienes son acompañados por hombres y mujeres hasta llegar a la plaza de toros.
De la misma manera, existen espacios que también producen bullicio. Este sería el caso del zoco de Toledo, compuesto de multitud de tiendas y puestos de todo tipo de productos asentados en lo que es la céntrica Plaza del Zocodover, ya que son muchísimas las personas que acuden a él para comprar o sólo para echar una ojeada. El resultado de todo ello es una considerable aglomeración de gente que propicia que se cree un innegable alboroto, que curiosamente se convierte en uno de sus más significativos atractivos.
Bullicio también puede utilizarse en un sentido similar a la idea de diversión o entretenimiento. En este sentido, se asocia lo divertido a la presencia masiva de gente, la música fuerte y lo estridente, entre otras cuestiones: «Esta noche quiero ir a hacer bullicio, tomar unas copas y bailar hasta que salga el sol», «El pueblo espera la llegada de los primeros turistas de la temporada y del bullicio».