Una clase se forma a partir de la unión o la confluencia de elementos con características en común. De esta manera suele funcionar como una categoría. La idea de social, por otra parte, alude a aquello vinculado a la sociedad (un grupo de personas con intereses comunes que interactúan entre ellas en un mismo espacio y de acuerdo a reglas y normas compartidas).
Las sociedades suelen estratificarse: es decir, dividirse en estratos. Estos estratos se constituyen como clases que están formadas por individuos que disponen de afinidad en cuanto a sus medios económicos, sus costumbres, sus ideologías, etc.
Una clase social, por lo tanto, está compuesta por personas que, por las coincidencias mencionadas, forman parte del mismo estrato. A grandes rasgos puede decirse que una sociedad se divide en las siguientes clases sociales: baja, media y alta.
En la clase baja están incluidas aquellas personas con dificultades para satisfacer sus necesidades básicas. Quienes integran esta clase social carecen de trabajo o disponen de empleos informales o mal remunerados. Al contar con recursos económicos reducidos, viven en barrios carenciados con múltiples problemas de infraestructura.
Los sujetos de clase media, en cambio, gozan de mayores comodidades y posibilidades de progreso. Suelen tener la formación necesaria para acceder a buenos empleos, aunque a su vez necesitan trabajar mucho y esforzarse para mantenerse y crecer.
La clase alta constituye el escalafón más alto de la sociedad. En ella se encuentran los individuos que reciben los ingresos más altos, como los dueños de empresas, los ejecutivos y los terratenientes. No solamente pueden satisfacer sus necesidades materiales sin problemas, sino que también tienen la posibilidad de ahorrar y de acceder a todo tipo de productos y servicios considerados de élite.
La división en clases sociales puede resultar muy útil para los estudiosos de aquellas materias que requieren datos agrupados de forma precisa y ordenada, pero para la gente puede convertirse en un motivo de rechazo que le genere heridas muy profundas. ¿A quién puede gustarle que lo encasillen en la clase baja? Y, de modo similar, quizás a todos los integrantes de la clase alta tampoco les agrada estar atrapados en esta clasificación.
Así como la pobreza nos limita, también lo hace la riqueza y, aunque los motivos sean muy diferentes, los resultados pueden ser muy parecidos. Mientras que una persona de una clase social baja puede temer acercarse a los grupos de gente adinerada por miedo a que la desprecien y se burlen de ella, los ricos también sufren un cierto nivel de rechazo por parte de las clases pobres, ya sea por envidia o por miedo a ser discriminados.
En algunos casos, pertenecer a una clase social es suficiente para acceder a ciertas oportunidades sin necesidad de atravesar un proceso de selección que acarree pruebas de aptitud o de capacidad. Si bien esto puede parecer injusto y de hecho priva a millones de personas de mejorar su calidad de vida, algunas historias inclinan la balanza de forma inesperada.
Por ejemplo, existen universidades conocidas por enfocarse en el dinero por sobre la formación, de manera que sus estudiantes acceden a los cursos gracias a contar con un poder adquisitivo considerablemente alto, sin que importe tanto su rendimiento académico anterior. Por otro lado, los estudiantes de bajos recursos que deben esforzarse para dar cada paso en su formación, pueden sentir el orgullo de haber conseguido un título que realmente merecen.
El resto de las especies no apelan a la división en clases sociales, sino que se enfocan lo que cada individuo puede aportar por mérito propio a cada momento de su vida. De hecho, los líderes de las manadas siempre son puestos a prueba hasta que eventualmente alguien (generalmente más joven) les quita el trono .