Antes de entrar de lleno en la definición de claudicar, se hace necesario conocer su origen etimológico. En este caso, podemos exponer que se trata de un término que deriva del latín. Exactamente procede de “claudicare”, que es un verbo que puede traducirse como “perder fuerza” o “decaer”.
Claudicar es la acción de rendirse ante una tentación o una dificultad. La claudicación implica darse por vencido.
Por ejemplo: “Aunque sé que el camino es muy difícil, no pienso claudicar”, “No vamos a claudicar ante los terroristas que quieren imponer sus ideas a sangre y fuego”, “Tarde o temprano va a claudicar y entonces podrás quedarte con su lugar”.
Quien claudica deja de intentar algo. Por eso no claudicar suele ser considerado como algo positivo, ya que revela la perseverancia y el tesón de una persona. Supongamos que un adolescente sueña con ser futbolista. Con el objetivo de incorporarse a algún club, asiste a varias pruebas ante entrenadores y reclutadores, pero no tiene éxito. El joven, en lugar de claudicar, continúa entrenándose por su cuenta para mejorar sus habilidades. Tiempo después vuelve a presentarse a una prueba y, esta vez, es fichado por un equipo. Al no claudicar, el muchacho tuvo su recompensa.
Muchas son las personas que, ante determinadas situaciones y circunstancias, deciden finalmente claudicar y no seguir adelante con el trabajo o el esfuerzo que están realizando para alcanzar un objetivo. En ese caso, para no ceder hay que tener en cuenta consejos como los siguientes:
-Nunca hay que darse por vencido porque, en cualquier momento, se pueden lograr las metas fijadas si se está trabajando y hay un sacrificio detrás.
-Cuando se ponen ganas y uno se enfoca en un objetivo es mucho más fácil poder alcanzarlo.
-Cuando se produzcan errores hay que verlos como algo positivo. Es decir, consiguen que aprendamos de ellos y que no volvamos a caer en esos fallos.
-La historia está llena de personajes conocidos que, por más obstáculos que se encontraron en su camino no optaron por claudicar y siguieron luchando hasta alcanzar todos sus sueños. Este sería el caso, por ejemplo, de la escritora británica J.K. Rowling que sufrió una fuerte depresión y que atravesó una pésima situación laboral y económica. Sin embargo, poco a poco comenzó a darle forma a su saga “Harry Potter” que se ha convertido en una de las series literarias más exitosas de todos los tiempos.
Cuando se insiste con alguna cuestión dañina, en cambio, el hecho de no claudicar se vuelve negativo. Si un hombre no deja de molestar y de acechar a su ex pareja pese a los pedidos y las exigencias de otras personas e incluso de la Justicia, su perseverancia no resulta digna de admiración, sino todo lo contrario.
De acuerdo al diccionario de la Real Academia Española (RAE), claudicar también se emplea en el ámbito de la medicina como sinónimo de cojear o para referirse al daño que sufre un órgano cuando se interrumpe la irrigación sanguínea.