El término codeso proviene del latín vulgar cutĭsus, a su vez derivado del griego kýtisos. El concepto hace referencia a una mata que puede medir hasta dos metros de altura y que se luce con sus flores de color amarillo.
Antes de avanzar, es importante mencionar que una mata es una planta que presenta un tallo leñoso con ramas. Se trata de especies no demasiado altas, que pueden subsistir varios años.
Retomando la idea de codeso, esta mata pertenece al grupo familiar de las papilionáceas. Esto quiere decir que es una angiosperma dicotiledónea cuyas flores disponen de una corola amariposada y una decena de estambres.
Además de las flores amarillas, los codesos cuentan con hojas formadas por tres hojuelas. Por otra parte, albergan semillas con forma de riñón en las vainas de sus frutos.
A varias especies del género Adenocarpus se las conoce coloquialmente como codesos. Una de ellas es el Adenocarpus complicatus, que suele medir menos de dos metros.
Este codeso se encuentra en el sudoeste europeo y en la zona mediterránea. Además aparece en determinadas regiones del continente africano.
El Adenocarpus hispanicus, en tanto, recibe la denominación de cambroño o codeso. Por otro lado, el Adenocarpus viscosus suele ser mencionado como codeso del Teide, así como el Adenocarpus foliosus es llamado codeso de monte.
Este último, que también se conoce simplemente como codeso pertenece a la familia de las leguminosas (Fabaceae) y es una especie originaria de Islas Canarias. Se puede encontrar en todo el archipiélago a excepción de Fuerteventura y Lanzarote. Con respecto a la altitud a la que se encuentra en cada isla, podemos decir que en general va desde los 500 a los 1500 metros sobre el nivel del mar; sin embargo, en Gran Canaria alcanza los 1800 y en La Palma y Tenerife, los 2000.
El codeso de monte es capaz de soportar vientos fuertes, cambios bruscos de temperatura e incluso nevadas, tres fenómenos comunes a altitudes tan elevadas. Las zonas en las que crece esta mata son de pinar húmedo y monteverde. Si se halla en el mismo lugar que la retama del Teide (de La Palma o Tenerife) o la retama amarilla (de Gran Canaria), puede dar lugar a poblaciones de retamar-codesar, el nombre del matorral abierto que forma.
Este arbusto puede medir hasta cuatro metros de altura y presenta una gran densidad de hojas trifoliadas de un verde oscuro que se desarrollan en grupos en torno a las ramas nuevas, de un color rojizo y con vellos, las cuales producen un contraste particular con el tronco grisáceo. Prefiere los terrenos degradados, los costados de las carreteras forestales o de los cultivos.
La flor del codeso de monte es amarilla y su textura es sedosa, con lo cual resultan muy impactantes en conjunto con el resto de la planta durante la primavera. Como dato curioso, solamente en La Palma y Gran Canaria existe una variante de la Adenocarpus foliolosus: la Adenocarpus foliolosus var.villosus. Por otra parte, en El Hierro también hay una, especialmente rara: la Adenocarpus ombriosus. Esta última es una especie amenazada.
Es interesante señalar que, en la antigüedad, distintos tipos de codesos eran usados como plantas medicinales. Se solían realizar infusiones con la finalidad de abrir el apetito o con el objetivo de aliviar la tos, por ejemplo.
Otra de las propiedades de una infusión preparada a base de flor de codeso es la inducción del vómito, algo que puede resultar necesario para expulsar voluntariamente alguna sustancia tóxica que haya sido ingerida de forma accidental. Al tostar esta flor antes de elaborar la infusión es posible usarla como vermífugo, un producto que ayuda a eliminar las lombrices de los intestinos.
