Compañerismo es el vínculo que existe entre compañeros. Los compañeros, por su parte, son las personas que se acompañan para algún fin, formando algún tipo de comunidad, cuerpo o equipo.
Por ejemplo: «Necesitamos fomentar el compañerismo en la empresa si queremos cumplir con nuestros objetivos», «La selección volvió a ganar por el compañerismo y la solidaridad de sus integrantes en defensa», «La maestra está preocupada por la falta de compañerismo entre los niños».
Qué es el compañerismo
La noción de compañerismo suele utilizarse para nombrar a la buena correspondencia y la armonía entre los compañeros. Esto quiere decir que, en este sentido, no todas las relaciones entre compañeros reflejan compañerismo, sino que algunas sólo surgen por la proximidad física o por el hecho de compartir ciertas tareas de manera forzada.
Si un curso está formado por 25 alumnos, puede decirse que todos ellos son compañeros. Sin embargo, el compañerismo estará dado por actitudes solidarias entre ellos, como cuando un niño le presta sus útiles escolares a otro o cuando alguien comparte su almuerzo con otra persona, y estas situaciones y acciones deben surgir de manera espontánea.
En una empresa, una organización o un conjunto deportivo, el compañerismo es la base para un trabajo de equipo exitoso. La cohesión entre los integrantes ayuda a que se exploten las capacidades individuales y a que el resultado de la acción del grupo sea mejor. Los equipos cuyos miembros comparten valores, normas de conducta y metas son aquellos que tienen más probabilidades de triunfar. El compañerismo, además, hace más amena la vida cotidiana ya que ayuda a construir climas de camaradería.
Cómo forjarlo
Dos objetivos fundamentales para que se establezcan los lazos propios del compañerismo en un ambiente laboral son el bienestar y la defensa de los demás. Algunos de los puntos básicos para conseguirlos con éxito son los siguientes:
- Entablar relaciones con la mayor cantidad de compañeros posible, preferentemente con todos, para intentar conocerlos bien y saber cuáles son sus fortalezas y debilidades, sus necesidades y los valores que pueden aportar al resto del equipo.
- Tener la mente abierta, ya que en los grupos grandes es muy común que coexistan personas de diferentes razas, culturas, orientaciones sexuales y religiones, entre otros rasgos característicos, y el desprecio o la falta de aceptación solamente pueden conducir al fracaso.
- Recibir amablemente a los nuevos integrantes, evitando cualquier tipo de broma pesada y enseñándoles todo lo posible para hacer que su paso por la empresa sea una experiencia agradable y enriquecedora, tanto para él como para los demás.
- Criticar de forma constructiva, pensando en cómo ayudar a mejorar a los demás, siempre teniendo consideración del esfuerzo ajeno antes de señalar sus errores, buscando palabras que no hieran sino que sugieran posibles cambios.
- Aceptar las críticas ajenas, ya que, siempre que sean constructivas, nos ayudarán a crecer y convertirnos en mejores profesionales.
Beneficios del compañerismo
El compañerismo marca la diferencia entre la productividad y la producción; un grupo de personas que aprenden a tratarse con un respecto mutuo y con una visión constructiva tiene muchas posibilidades de alcanzar más de lo que se proponen, ya que la riqueza de una actividad hecha con motivación es incalculable. Por otro lado, cuando la unión es forzada y no existe un buen ambiente de trabajo, el día a día se vuelve monótono y el esfuerzo pierde sentido poco a poco, lo cual afecta seriamente la solidez del equipo.
Es importante subrayar que en la base del compañerismo también se encuentra buscar el propio bienestar en el grupo; en ningún caso se debe permitir que las necesidades de los demás opaquen las propias, sino que el mejor camino es aquel que propicia que todos crezcan en la mayor medida posible a cada paso.
Diferencias con la amistad
Aunque comparten ciertas características, compañerismo y amistad no son sinónimos. El compañerismo se asocia principalmente a la colaboración o cooperación y el respeto, mientras que la amistad hay más confianza, un apoyo más fuerte o profundo y una lealtad inquebrantable.
Si bien la empatía y el altruismo están presentes en ambos vínculos, en la amistad hay un afecto genuino que no depende de otros factores. El compañerismo tiene que ver con la sociabilidad y las necesidades de comunicación y entendimiento en un marco determinado.
Por ejemplo: en el entorno laboral, se requiere que los trabajadores tengan buena relación para que se presten ayuda mutua y el trabajo en equipo sea exitoso. Esa interacción será más fructífera si hay compañerismo laboral. Sin embargo, es probable que la integración que hay en el grupo no se traslade afuera de la oficina o que, si un empleado renuncia o es despedido, pierda contacto con los demás.
En la amistad, en cambio, la conexión se mantiene en el tiempo y más allá del contexto. Se trata de una fraternidad o hermandad donde cada uno asume un compromiso tácito con el otro para brindar soporte emocional y compartir las vicisitudes de la vida.
Ejemplos de compañerismo
En un curso escolar, el compañerismo se forja cuando existe solidaridad grupal. Los estudiantes se brindan asistencia entre sí, actúan con tolerancia frente a las diferencias y hay una colaboración mutua para alcanzar el bienestar colectivo y cumplir los objetivos comunes.
Tomemos ahora el caso de una empresa. El dueño de la compañía busca fomentar el espíritu de equipo y que haya un esfuerzo conjunto por el bien de todos. Asimismo intenta que cada trabajador logre su crecimiento personal y profesional en el marco de la satisfacción grupal. De este modo, con compañerismo es más probable que cada persona alcance sus metas individuales y a la vez contribuya al éxito compartido.