Para poder conocer el significado del término compost, se hace necesario, en primer lugar, descubrir su origen etimológico. En este caso, podemos determinar que deriva del francés «compost», el cual, a su vez, procede de la palabra latina «compostum».
El concepto, de acuerdo a la Real Academia Española (RAE), alude al humus que se obtiene de manera artificial cuando los desechos orgánicos se descomponen en caliente.
Cabe recordar que el humus es la sustancia que se forma en el sector superficial del suelo por la descomposición de plantas y animales. El compost puede incluir cáscaras de fruta, restos de verduras, pedazos de madera y hojas secas, entre otros materiales.
La descomposición de los residuos orgánicos puede realizarse por la acción de agentes microscópicos o macroscópicos. Entre los primeros aparecen bacterias y hongos, mientras que en el segundo grupos encontramos hormigas y lombrices, entre otros animales.
El compost, una vez obtenido, es un abono de gran calidad. Gracias a los diversos microorganismos que contiene, contribuye a la síntesis de vitaminas, enzimas y otras sustancias, resultando muy útil para que el suelo goce de un equilibrio biótico.
Para aprovechar el compost sin que proliferen los patógenos, se necesita una temperatura elevada. Por eso, a nivel industrial, suelen construirse sistemas especializados que posibilitan la descomposición de los residuos orgánicos y la creación de compost sin el riesgo de la presencia de plagas.
El compost, de todas formas, puede obtenerse en una casa. En este caso se utilizan recipientes conocidos como compostadores, donde se desarrolla la conversión de los desechos orgánicos en compost. Estos compostadores, que deben garantizar el aislamiento térmico y permitir la ventilación, suelen fabricarse con plástico, aunque existen diversos modelos de acuerdo a los requerimientos y las necesidades.
A la hora de poder preparar y obtener un adecuado compost casero, podemos destacar que es necesario cumplir con estas recomendaciones o consejos:
-Es vital elegir un buen compostador.
-Hay que tener muy claro cuáles son los residuos que se pueden aprovechar y cuáles no.
-Seleccionar de la forma adecuada el tipo de compostaje.
Además de todo lo indicado, no podemos pasar por alto el hecho de que existen distintas clasificaciones del compost. No obstante, una de las más habituales es la que establece tres variedades claramente diferenciadas:
-El compost maduro, que se caracteriza porque presenta un color oscuro, porque tiene un olor agradable y porque cuenta con grumos. A todo eso podemos añadir que este es el que lleva, al menos entre cinco y seis meses en el compostador, de ahí que esté perfectamente descompuesto. Se puede utilizar en una gran cantidad de cultivos.
-El compost fresco es el que se identifica porque los residuos no están descompuestos del todo. Y es que solo llevan unos dos o tres meses en el compostador.
-Purín de compost es aquel que se consigue a partir de introducir compost ya maduro en agua para luego dejarlo macerar, moviéndolo periódicamente, en torno a unos diez días. Se utiliza mucho en primavera.