La etimología indica que conciliación es un término derivado del latín conciliatio. El concepto hace referencia al acto y la consecuencia de conciliar: acordar, compatibilizar, convenir. Se trata de la acción de conseguir que dos o más partes opuestas logren llegar a un acuerdo para llevarse bien, en paz.
Una conciliación, por lo tanto, consiste en llegar a un acuerdo sobre algo. La noción está vinculada a dejar diferencias de lado para dar por finalizado un conflicto o una disputa. Por ejemplo: «El jefe del bloque de senadores oficialistas se comprometió a buscar la conciliación con los líderes de la oposición», «El gobierno ordenó la conciliación entre la empresa y los trabajadores», «El gobernador anunció que impulsará un acto de conciliación para acercar a ambos pueblos».
Conciliación en el derecho
En el ámbito del derecho, se denomina conciliación al convenio que alcanzan los litigantes, con la intervención de un tercero, para concluir un pleito en marcha o para evitar su inicio. La conciliación, en este marco, es una herramienta para la resolución de conflictos.
Con una conciliación judicial se puede concluir un litigio sin la necesidad de llegar a una sentencia; en otras palabras, se trata de una forma especial de cierre del proceso. Este proceso es dirigido por el juez, quien propone las condiciones del acuerdo y luego, si es aceptado por las partes, lo convalida con eficacia de cosa juzgada.
Una conciliación prejudicial, por su parte, permite resolver el proceso sin la necesidad del desarrollo de un juicio. En este caso, el tercero puede ser cualquier individuo y el acuerdo resulta equivalente a una transacción (un contrato bilateral mediante el cual se permite a las partes extinguir obligaciones dudosas o litigiosas, haciéndose concesiones mutuamente), algo que lo convierte en un mecanismo muy flexible.
El caso de Perú
En Perú, por ejemplo, la ley establece que la conciliación extrajudicial es una institución que permite a las partes de un proceso judicial acudir a un Centro especializado para que las ayude a solucionar sus conflictos de forma consensual. Este mecanismo alternativo no sólo es más rápido que un juicio, sino que también es más económico.
Debe celebrarse con la participación de un conciliador, quien media entre las partes para conseguir que se comuniquen de forma clara y concisa, cumpliendo todos los requisitos legales para poder superar sus diferencias y lograr un acuerdo que las satisfaga.
Es importante tener en cuenta que, en algunas legislaciones, el hecho de tratar de lograr una conciliación puede resultar un paso obligatorio en el marco de un proceso legal o antes de la presentación de una demanda.
Acta de conciliación
Se llama acta de conciliación a un documento en el cual se deja constancia de la voluntad de las partes de un litigio determinado, incluyendo la última declaración de una conciliación. El acta de conciliación tiene valor jurídico, de forma que si las partes involucradas en el proceso no cumplen los puntos que en ella se establecen, éstos serán ejecutados inmediatamente con carácter obligatorio.
Una de las características más destacadas del acta de conciliación es que puede ser ejecutada en menos tiempo que otros procesos, como los pleitos judiciales o los juicios jurídicos. Con respecto a su contenido, debe indicar la fecha y el lugar de celebración, datos oficiales acerca de cada una de las partes, como ser su nombre, apellido y número del documento conciliador, además de una descripción de los sucesos descritos en la solicitud efectuada con anterioridad, la firma y la huella digital de las partes y del conciliador, y el acuerdo mismo.
Es muy importante conservar el acta de conciliación en buen estado físico, sin tachones, borrones o enmendaduras, ya que de ello depende su validez.