Si analizamos la etimología de confabulación, llegaremos a confabulatio, un vocablo de la lengua latina. Se denomina confabulación al acto y resultado de confabularse o confabular.
El verbo confabular, por su parte, puede emplearse para nombrar a la acción de decir mentiras o fábulas o de establecer un acuerdo para desarrollar un plan ilícito. Por ejemplo: “¡Eso es una confabulación! No voy a permitir que difamen mi nombre con falsedades”, “El presidente descubrió una confabulación de varios funcionarios que pretendían desestabilizar su gobierno”, “Un jubilado fue víctima de una confabulación y perdió todos sus ahorros”.
Una confabulación, por lo tanto, puede consistir en difundir mentiras con el objetivo de dañar a alguien. Cabe destacar que el término se emplea en sentido despectivo: una persona no suele admitir que realizó una confabulación, sino que lo habitual es acusar a otra de haberlo hecho.
Al estudiar la etimología del término confabular podemos encontrar el verbo confabulari, proveniente del latín, el cual se traduce como «conversar entre dos o más personas y armar un plan en conjunto», pero también hace referencia a «relatar cuentos entre dos o más personas».
Si bien a simple vista esta última acepción puede parecer extraña, surge naturalmente de los componentes léxicos de la palabra confabulari: el prefijo con- le da la connotación de «todo, junto», mientras que el verbo al que modifica (fabulari) se puede traducir como «decir fábulas, hablar».
Supongamos que, en los medios de comunicación de un país determinado, comienzan a publicarse denuncias y acusaciones que involucran al gobernador de una provincia. Esta situación atenta contra la imagen del dirigente. A modo de defensa, el gobernador en cuestión asegura que es víctima de una confabulación por parte de la oposición: según sus palabras, las acusaciones son falsas y las denuncias se basan en mentiras. De acuerdo al gobernador, todo obedece a la intención de los opositores de acceder al poder.
Las confabulaciones también pueden ser alianzas entre varios individuos para llevar a cabo una actividad ilegal, ilegítima o contraria a la ética. Si tres compañeros de trabajo acuerdan presentarse ante su jefe para acusar a otro trabajador de ser ineficiente y problemático solo porque no les resulta simpático, puede decirse que están llevando a cabo una confabulación.
En este último ejemplo se puede apreciar ese matiz de «plan conjunto» que se detalla más arriba en la etimología del término: el prefijo con- nos da la idea de un trabajo en grupo, de la acción de varias personas en pos de una trama que, en este caso, busca perjudicar a un tercero por medio de la divulgación de una historia falsa, de una «fábula».
En el ámbito de la psiquiatría, se habla de confabulación para describir el fenómeno caracterizado por la invención de ciertas experiencias con la cuales el sujeto completa espacios vacíos en su memoria. Es importante señalar que la persona no es consciente de que dichos recuerdos son falsos, de que nunca han tenido lugar en la realidad, y los cuenta a los demás con total soltura, aunque muy pronto los olvida y pasa a inventar otros nuevos.
El alcoholismo crónico y algunos síndromes cerebrales orgánicos suelen dar lugar a la aparición de la confabulación. No es raro presenciar este comportamiento en personas que sufren de dichos trastornos, cuando nos relatan sus supuestos planes (cosas que sabemos no harán, principalmente porque su enfermedad no se lo permite) o las cosas que han hecho el día anterior, por ejemplo.
Es importante no confundir este concepto con el de fabulación: si bien ambas coinciden en la fabricación de historias y su posterior divulgación, el sujeto fabulador sí es consciente de sus mentiras.