Cuento es una palabra que proviene del término latino compŭtus, que significa “cuenta”. El concepto hace referencia a una narración breve de hechos imaginarios. Su especificidad no puede ser fijada con exactitud, por lo que la diferencia entre un cuento extenso y una novela corta es difícil de determinar.
Un cuento presenta un grupo reducido de personajes y un argumento no demasiado complejo, ya que entre sus características aparece la economía de recursos narrativos.
Tipos de cuento
Es posible distinguir entre dos grandes tipos de cuentos: el cuento popular y el cuento literario.
El cuento popular suele estar asociado a las narraciones tradicionales que se transmiten de generación en generación por la vía oral. Pueden existir distintas versiones de un mismo relato, ya que hay cuentos que mantienen una estructura similar pero con diferentes detalles.
El cuento literario, en cambio, se asocia con el cuento moderno. Se trata de relatos concebidos por la escritura y transmitidos de la misma forma. Mientras que la mayoría de los cuentos populares no presentan un autor diferenciado, el caso de los cuentos literarios es diferente, ya que su creador suele ser conocido.
Historias de ayer y hoy
Entre los primeros cuentos escritos en lengua hispana aparece “El conde Lucanor”, una colección que fue escrita por el infante Don Juan Manuel entre los años 1330 y 1335.
Una de las editoriales dedicada al cuento de mayor importancia es Páginas de Espuma. Fue fundada en 1999, bajo la dirección de Juan Casamayor, y su sede se encuentra en Madrid. Además de los libros de cuento, su otra especialidad son los ensayos de humanidades. Una de sus características más destacadas es la gran cantidad de autores y autoras provenientes de América Latina a quienes publica, a pesar de ser una casa española.
Por otro lado tenemos Ediciones Siruela, también española, fundada por Jacobo Siruela en 1982. Está bajo la dirección de Ofelia Grande de Andrés. Tiene en su catálogo a varios de los escritores más importantes del cuento, a quienes publica en su extensísima lista de colecciones, entre las que se pueden mencionar Nuevos Tiempos, Las Tres Edades, Biblioteca Lobo Antunes y Fuera de colección.
Grandes autores de cuentos
La escritura del cuento es un arte que muchos no aprecian, considerándola incorrectamente por debajo de la creación de una novela u otros géneros de mayor éxito en el mercado. Sin embargo, basta acercarse a este arte con un poco de sensibilidad para entender que se trata de un universo tan mágico y vasto como cualquier otro. Y esto se debe, sobra decirlo, a los grandes talentos que hay detrás de él.
Una de las escritoras de cuento más destacadas de finales del siglo XX es Valeria Correa Fiz, nacida en la ciudad argentina de Rosario en 1971. Si bien su amor por la literatura la acompañó desde su infancia, recién se hizo conocida en 2015. Su trabajo la ha llevado a vivir en varias partes del mundo, como Italia, Estados Unidos y España, enfocándose en actividades tan variadas como la dirección de un club de lectura y la enseñanza. Podemos destacar sus libros «La condición animal» y «El invierno a deshoras».
Tampoco podemos dejar de mencionar a Andrés Neuman, nacido en Argentina y nacionalizado español. En su crianza, el arte siempre jugó un papel principal, ya que su madre era violinista y su padre, oboísta. Algunas de sus obras más relevantes son «El que espera» y «Hacerse el muerto».
Por otra parte, la Real Academia Española menciona que la palabra cuento también permite referirse al relato indiscreto de un suceso, a la narración de un suceso falso o a un engaño. Por ejemplo: “Pedro vino con el cuento de que no encuentra empleo”.
Palabra de experto
Pep Bruno es cuentista y narrador oral. Formado como licenciado en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada por la Universidad Complutense de Madrid, licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Alcalá de Henares y diplomado en Trabajo Social por la Universidad Pontificia Comillas, es miembro fundador de la Asociación de Profesionales de la Narración Oral en España (AEDA).
Bruno también fundó la editorial Palabras del Candil. Como autor ha publicado más de una veintena de libros, entre ellos «Escarabajo de vacaciones», «Un monstruo», «Cuentos mínimos», «La familia C», «Un loro en mi granja» y «Papeles de don Tadeo».
– Desde tu punto de vista, ¿cómo debe ser un cuento, qué características debe reunir, para despertar interés y generar algún efecto en quien lo lee u oye?
De esto podríamos hablar durante horas. Un buen cuento es aquel que te saca del aquí y el ahora y te lleva de viaje. Para ello es importante que esté bien estructurado y que tenga unas imágenes claras, pero también es bueno que resulte emocionante, sorprendente, entretenido. Por otro lado el «cómo se cuenta» también cuenta, por eso a veces un buen cuentista puede hacer brillar a un cuento mediocre y, por lo tanto, es también importante cuidar el estilo narrativo, la organización de la trama, el lenguaje, etc.
Para mí, lo ideal es que cuando termine un cuento el público sienta que ha llegado de un viajazo, por lo tanto de un cuento no se debería salir igual que se entró. Quizás por eso, una clave importante para determinar si un cuento puede ser interesante para contar es si, al finalizar, el cuento te ha dejado preguntas o te ha dejado respuestas. A mí, personalmente, me interesan más los cuentos que me cuestionan, que me interpelan, que me siembran dudas; es decir, los cuentos que me generan más preguntas que certezas.
Pep Bruno
– ¿Qué es, para ti, lo más inigualable y atractivo del género del cuento contado?
La narración oral es una manera de relacionarnos con el otro. Creo que según van pasando los años doy más valor a cuestiones que tienen que ver con el momento en el que el cuento sucede, en el que el cuento nos convoca, nos reúne para ser contado y escuchado. El cuento contado no puede ser sin el otro y precisa de su escucha activa. El cuento contado no es un monólogo (unidireccional) es más bien un diálogo en el que público y cuentista ponen en pie esa historia (por eso, por muchas veces que contemos un cuento, siempre hay cambios, porque el público es distinto). Contar implica escuchar al público, al cuento, al contexto. Y parece que en estos tiempos estamos necesitados de lugares y actividades que musculen la capacidad de escucha activa y de empatía.
También hay algo que me gusta mucho del cuento contado: es una actividad que nos arraiga al pasado (a lo que hemos sido desde el instante mismo en el que aparecimos, en el que fuimos humanos), que sucede en el presente, y que tiene aspiración de futuro. En cada cuento que contamos se proyecta una idea de cómo esperamos que sea el mañana. Eso me encanta.
Y, por último, en mi caso personal creo que lo que más me gusta de contar cuentos es esa especie de comunión, esa especie de salir de mí mismo para estar en otro lugar junto con otra gente. Y al mismo tiempo sentir que nunca soy más «yo mismo» que cuando estoy contando.
Pep Bruno