En el latín es donde se encuentra el origen etimológico de consustancial. Exactamente deriva de la palabra “consubstantialis”, que puede traducirse como “que es de la misma esencia que otra”. Es fruto de la suma de los siguientes componentes:
-El prefijo “con-”, que significa “junto”.
-El sustantivo “substancia”, que es sinónimo de “esencia”.
-El sufijo “-al”, que se utiliza para indicar “relativo a”.
El término consustancialtambién puede mencionarse como consubstancial. La noción alude al adjetivo que califica a aquello que pertenece a la propia esencia o naturaleza de algo o de alguien, resultando indivisible de ella.
Hay economistas que sostienen que la acumulación de riqueza y el capitalismo son consustanciales. Esto se debería, de acuerdo a esta visión, a que el modelo capitalista, para existir, requiere que alguien acumule riqueza, mientras que la acumulación de riquezas solo es posible con un régimen como el capitalista.
Muchas personas también afirman que la corrupción es consustancial a las instituciones ya que las entidades son dirigidas e impulsadas por el ser humano, y todas las personas pueden llegar a cometer algún acto corrupto. Nunca puede haber una institución inmaculada porque necesita de hombres para funcionar.
Precisamente esa afirmación se confirma prácticamente a diario. Y es que en los espacios informativos de los diferentes medios de comunicación no dejan de aparecer casos de políticos que han defraudado dinero o que han cometido todo tipo de delitos con tal de estar, permanecer y disfrutar de la posición de poder que tenían. Circunstancia esta que, a su vez, trae consigo que, cada vez más, la población esté absolutamente desencantada con la mayoría de los políticos.
De la misma manera, cuando se habla del ser humano se viene a exponer que es consustancial a narrar historias. De ahí que, a lo largo de los siglos, hayan existido desde juglares y romanceros hasta escritores. Así, unos mediante la vía oral y otros a través de las palabras escritas, han contado a los demás historias de todo tipo, tanto reales como inventadas.
La vida y la muerte, por otra parte, son consustanciales: no se puede concebir una sin la otra. Para que exista aquello que entendemos como vida, tiene que haber tarde o temprano un final, constituido por la muerte. A su vez la muerte solo puede aparecer como el final de la vida. Podría decirse que la vida y la muerte son dos caras de la misma moneda: imposible escindirlas.
En el ámbito de la religión católica, se dice que las tres personas divinas (Padre, Hijo y Espíritu Santo) son consustanciales ya que comparten idéntica sustancia. La consustancialidad, de este modo, alude a la relación entre las personas que integran la Santísima Trinidad: Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Otros de los elementos que se determinan que son consustanciales son el bien y el mal. Y es que están estrechamente unidos de forma continua.