
La contaminación lumínica se produce por exceso de iluminación pública y privada.
La contaminación lumínica es una problemática presente en grandes centros urbanos que se caracteriza por el uso desmedido e inadecuado de luz artificial. El exceso de iluminación, además de generar un desperdicio de energía y un fuerte impacto ambiental, tiene múltiples consecuencias. La observación astronómica, la seguridad vial y la salud de personas y animales se perjudican por ambientes o entornos intensamente iluminados.
La también conocida como polución lumínica se traduce en un deslumbrante resplandor del cielo (skyglow). Es resultado de luminarias abundantes, reflectores, carteles luminosos y fuentes de luz mal diseñadas o direccionadas.
Para poder evitar la contaminación lumínica y minimizar sus efectos es conveniente saber cómo surge esta realidad, cuáles son los factores desencadenantes y qué impacto o efectos tiene el exceso de luz en la salud, la naturaleza y la astronomía. Por esa razón, a continuación compartiremos datos sobre las causas de la contaminación lumínica, los tipos de polución lumínica y ejemplos de ciudades afectadas por la abundancia de luces en el cielo nocturno.


Características de la contaminación lumínica
La contaminación lumínica es dañina. El mal uso de la iluminación artificial o su aplicación excesiva se traduce en resplandor urbano y brillo del cielo nocturno. Surgen, en este marco, deslumbramientos y consecuencias negativas en ecosistemas y la salud de personas y animales.
En ciudades con contaminación lumínica se producen alteraciones en el comportamiento de los animales nocturnos ya que se modifican sus ciclos biológicos y eso los desorienta, por ejemplo. A los seres humanos, en tanto, la polución lumínica nos puede causar estrés y trastornos del sueño por la perturbación de los ritmos circadianos.
Cuando se detecta contaminación lumínica es necesario trabajar de manera integral y multidisciplinaria para intentar contrarrestar las consecuencias de esta problemática a nivel económico, social, técnico y ambiental.
Es esencial reglamentar intensidades y horarios, por ejemplo, (y hacer cumplir las normativas de iluminación) para ponerle fin al uso indiscriminado de publicidad luminosa y el alumbrado público potente (o mal direccionado).
Hay que estimular, asimismo, la conciencia ambiental y el desarrollo sostenible para apostar por sistemas y estrategias que se caractericen por un uso responsable y eficiente de la luz artificial.

Cuando la luz artificial se usa en exceso resulta difícil y hasta imposible contemplar la belleza del cielo nocturno.
Tipos
En la práctica se reconocen diferentes tipos de contaminación lumínica.
Uno de ellos es la sobreiluminación. Se produce cuando la luz es más intensa y alta que la adecuada o sugerida para un entorno o actividad. Las luces excesivas en una zona dificultan o impiden la observación de cuerpos celestes y estrellas, afecta tanto a la salud humana como a los ciclos naturales de insectos y aves migratorias, provoca un aumento en las emisiones de carbono y el desperdicio de energía, etc.
También el desorden lumínico contribuye a la contaminación lumínica. Este fenómeno, que se suele mencionar incluso como clutter lumínico, identifica al conjunto de fuentes de luz excesivas y confusas, una concentración luminosa que distrae, dificulta la visión y produce deslumbramiento.
Justamente el deslumbramiento es otra forma de contaminación lumínica. Se trata de un brillo excesivo que interfiere la vista y puede ser desencadenante de accidentes.
El listado de tipos de contaminación lumínica se completa con los casos de intrusión lumínica (aquella que aporta luz innecesaria en sectores donde no es deseada, como la iluminación artificial que en las noches alcanza el interior de una vivienda) y de resplandor (situación caracterizada por el exceso o el mal direccionamiento de la luz artificial).

La abundancia de carteles publicitarios, el uso innecesario de luz artificial y el diseño ineficiente de alumbrado público provocan contaminación lumínica en los grandes centros urbanos.
Ejemplos de contaminación lumínica
Abundan los ejemplos de grandes ciudades con contaminación lumínica, una problemática que impacta negativamente en los ecosistemas y la salud humana. El alumbrado vial, si está mal diseñado y resulta excesivo o innecesario, es una de las principales fuentes de contaminación lumínica.
Los carteles publicitarios luminosos y los letreros brillantes en calles muy transitadas que distraen la vista y encandilan, las luces de los vehículos que deslumbran en horario nocturno impidiendo la contemplación de las estrellas y la luz artificial que se impone sobre las bondades de la luz natural también provocan resplandor urbano.
Al comparar urbes a escala mundial, Hong Kong se posiciona como una de las ciudades más afectadas por la contaminación lumínica. En esta zona, las noches están marcadas por el excesivo brillo que surge de los edificios, carteles y espacios públicos intensamente iluminados. Tampoco faltan en las áreas comerciales las pantallas LED ni los letreros de neón.
Moscú es otro destino turístico con exceso de iluminación. En la capital de Rusia el alumbrado público y la iluminación de propiedades privadas no están correctamente diseñados, regulados ni planificados, por eso resultan desmedidos y perjudiciales.
La contaminación lumínica en Singapur es otra problemática que requiere análisis y soluciones para mejorar la calidad de vida de quienes viven allí. Por la iluminación excesiva en hogares y vía pública y la gran potencia de luces LED presentes en zonas industriales y oficinas, en ese territorio se ha tornado prácticamente imposible observar a los astros. La población estable y la fauna nocturna sufren el impacto de la polución lumínica, advirtiéndose desde trastornos de salud hasta desorientación de especies. A fin de incorporar tecnologías inteligentes y vanguardistas que favorezcan la sostenibilidad, años atrás se adoptó el denominado Plan Maestro de Iluminación Nocturna en Singapur.