Se denomina contravalor al valor comercial o al precio que se otorga a cambio de otro que se obtiene. Cuando se lleva a cabo una operación en moneda extranjera, de este modo, se llama contravalor al importe que se expresa en la divisa en la que se realiza la liquidación o en la moneda local.
Puede decirse que el contravalor es la equivalencia en moneda propia de una cifra que aparece expresada en una moneda diferente. Por ejemplo: “La nueva tasa será aplicada a los pagos en dólares o a su contravalor en la divisa local”, “El organismo internacional se comprometió a otorgar el contravalor en pesos de 5 000 000 de euros”, “El contravalor en reales deberá ser abonado antes de fin de mes”.
La idea de contravalor aparece en diversos organismos. En este marco podemos mencionar al Fondo General de Contravalor Perú-Japón, creado el 26 de febrero del año 1993 y formado por los depósitos que proceden de la monetización de las donaciones que otorga el gobierno japonés al Estado peruano en referencia a la realización de los programas Non Project y Second Kennedy Round.
El Fondo General de Contravalor Perú-Japón lleva a cabo la administración de sus recursos de manera independiente a la de los programas recién mencionados, y los usa para financiar proyectos de gran relevancia en la lucha contra la pobreza. Precisamente, se enfoca en motivar a la población a que se plantee nuevos objetivos en la vida en un marco de igualdad de oportunidades.
Es parte de la visión de este organismo hacer frente a la pobreza. Para llegar a cumplir este objetivo tan difícil, los gobiernos de Japón y Perú pretenden enseñar a los más necesitados a ayudarse a ellos mismos, brindándoles una serie de recursos que ellos puedan aprovechar para promover su propio desarrollo social y económico.
Con respecto a la naturaleza jurídica del Fondo General de Contravalor Perú-Japón, debemos señalar que se trata de un organismo intergubernamental de cooperación bilateral que cuenta con autonomía y posee su propio patrimonio. Para su regulación dispone de su Reglamento Institucional y de la personería jurídica en Perú para llevar a cabo sus funciones.
El concepto de contravalor, por otra parte, se emplea en el ámbito de la ética para denominar a aquellas actitudes o conductas que se oponen a los valores socialmente aceptados y apreciados. Los contravalores, de este modo, impiden el desarrollo armonioso del individuo y afectan al conjunto de la comunidad.
El individualismo, por citar un caso, es un contravalor que resulta opuesto a la solidaridad. Si la persona guía su comportamiento por este contravalor, pensará siempre en sí misma, sin empatía y despreocupándose del dolor ajeno. En cambio, un individuo solidario intentará, además de satisfacer sus propias necesidades, colaborar con quien necesite su ayuda.
Dependiendo del punto de vista, es posible decir que en la actualidad son más abundantes los contravalores que los valores. Se cree que en una sociedad racional, la gente debería llevar una vida apoyada en una serie de principios de libertad, ética y moral, tres cuestiones que cada vez parecen menos comunes, aunque esto puede deberse simplemente al ruido que provocan los medios de comunicación.
En una sociedad ideal, todos deberíamos ser iguales ante la ley, es decir, tener las mismas obligaciones y los mismos derechos, así como gozar del mismo grado de reconocimiento por nuestros esfuerzos. Cuando miramos del otro lado del espejo, estos valores se convierten en contravalores como ser las dictaduras, la violencia, la explotación y el abuso de poder. Mientras que los valores abren las puertas al orden y el fortalecimiento de las comunidades, los contravalores acarrean el derrumbe de la democracia y la falta de diálogo entre las diferentes clases.
