Conocer el origen etimológico del término crujir es algo realmente complicado, pues son muchas y variadas las teorías que existen al respecto. Así están, por ejemplo, las que determinan que deriva del neerlandés, concretamente de la palabra “kraken” y que podría haberse utilizado en el siglo XVI para hacer mención al ruido que realizaban los barcos de madera holandeses.
No obstante, otra de las teorías más asumidas al respecto, quizás la que más, viene a indicar que se trata de una palabra que deriva del latín. En concreto procedería del verbo latino “cruscire”, que apareció en el siglo VIII y que era sinónimo de “crepitar”.
El verbo crujir alude al ruido que realizan ciertos objetos al romperse, moverse o rozarse con otros. Cuando algo cruje, por lo tanto, emite un sonido característico.
Por ejemplo: “Apenas empezó a avanzar por el puente, las maderas comenzaron a crujir”, “Cuando escuché crujir mi rodilla, me asusté”, “Desde que el tren dejó de pasar por el pueblo, se extraña el crujir de las vías”.
Al acto y resultado de crujir se lo denomina crujido. En ocasiones, el crujido de un elemento se considera como normal: si una persona se sienta en la cama, es probable que escuche crujir los resortes del colchón. Este ruido no es un síntoma de una situación anómala. Sin embargo, el crujido puede evidenciar algún problema o servir como alerta de un posible daño inminente. Supongamos que un anciano se tropieza y cae con todo el peso de su cuerpo sobre su mano izquierda. En el momento del impacto, escucha crujir uno o más huesos. En este caso, el crujido tal vez se haya producido por una fractura.
El término crujir también puede emplearse de modo simbólico. Un analista puede afirmar el modelo económico de un país está empezando a crujir: esto quiere decir que el modelo en cuestión está dando síntomas de un colapso inminente, tal como sucede cuando cruje la madera que está a punto de romperse. Una empresa puede crujir, por otra parte, si caen sus ventas, registra pérdidas en su balance y tiene que afrontar deudas que no está en condiciones de pagar.
De la misma manera, de forma coloquial se habla de “crujir los dientes”. Con esta expresión se intenta hacer mención a ese ruido que muchas personas hacen cuando duermen y que se desprende de que rechinan los dientes. Científicamente esa acción responde al nombre de bruxismo y consiste en frotar los dientes de hacia atrás hacia adelante uno contra otro.
Distintas causas son las que pueden llevar a que una persona cruja los dientes. No obstante, entre las más habituales se encuentran el estrés, tener los dientes no alienados correctamente, encontrarse muy nervioso…Todo eso puede traer consigo que ese individuo, a raíz de lo que hace con los dientes, tenga que soportar consecuencias tales como dolores de cabeza, sensibilidad dental ante alimentos calientes o fríos, problemas para conciliar el sueño, dolores de oído, una notable sensibilidad muscular…
