Deliberadamente es un adverbio que se emplea para referirse a aquello que se realiza de forma deliberada. Esto quiere decir que se trata de acciones desarrolladas a propósito, con intención.
Por ejemplo: “El defensor lo empujó deliberadamente, por lo tanto el juez debería haber cobrado falta”, “Discúlpame si te he ofendido, no lo hice deliberadamente”, “El dueño del negocio cerró las puertas deliberadamente para que los empleados no pudieran salir”.
Mentir o golpear deliberadamente
Tomemos el caso de un periodista que se dedica a brindar información vinculada a la política. Este hombre puede llegar a difundir datos erróneos por equivocación, creyendo que estaba comunicando algo cierto cuando, en realidad, la situación era diferente. Pero también puede informar deliberadamente cosas que no son verdaderas para cuidar la imagen de un dirigente político que le paga con dicho objetivo.
Supongamos que el periodista afirma “Esta tarde, cuando el diputado X tomaba un café en un bar del centro, decenas de personas se acercaron a saludarlo y a felicitarlo por su labor legislativa”. El comunicador sabe que eso nunca ocurrió: sin embargo, miente deliberadamente.
Un futbolista que, al saltar para cabecear la pelota, realiza un movimiento brusco con un brazo y golpea a un rival, lo lastima de manera involuntaria. En cambio, si salta y le aplica un golpe con el codo a su defensor para que éste no pueda disputarle el balón, lo habrá lastimado deliberadamente.
Planificación e intencionalidad
El hecho de que un acto sea deliberado o no, en definitiva, tiene que ver con la planificación y la intencionalidad del sujeto. Cuando algo se hace deliberadamente, se persigue un cierto objetivo.
Para entender este adverbio de modo más a fondo, es adecuado remitirse a al verbo del cual se desprende: deliberar. Éste se define como la acción de «considerar los puntos a favor y en contra de las razones por las cuales podríamos tomar una decisión, antes de hacerlo, de forma atenta y detenida».
La etimología de deliberadamente
Con respecto a la etimología de este término, podemos decir que su origen se encuentra en el verbo latino deliberare, el cual se compone del prefijo de- (que da la idea de sentido descendente, como se puede apreciar en las palabras derrumbar y declarar, que también lo contienen) y del verbo librare (que puede traducirse como «pesar»).
A su vez, podemos decir que éste último verbo viene del vocablo libra, del cual obtuvimos en nuestra lengua uno homónimo, que nos sirve, por ejemplo, para designar la unidad de peso. Para el lingüista y filólogo Calvert Watkins, conocido especialmente por su libro titulado «Cómo matar a un dragón«, esta palabra latina tiene una raíz indoeuropea, donde su significado era «balanza», y cree que también la podemos encontrar en el término litro.
Por lo tanto, si analizamos todo lo dicho con respecto al origen de la palabra deliberadamente y de los términos que la anteceden, podemos entender que se trata de un modo de actuar que consiste en «sopesar» las potenciales consecuencias de una acción o decisión, mirándolas «en sentido descendente», es decir, desde arriba, desde un punto en el cual podamos contemplar con claridad todos los pros y los contras antes de seguir adelante.
Una decisión voluntaria
Hacer algo deliberadamente supone una decisión consciente y voluntaria, razón por la cual se trata de una acción susceptible de castigos o penas en el ámbito legal, así como de reproches si nos situamos en relaciones de amistad, por ejemplo.
A lo largo de la deliberación, se evalúan todos los puntos para llegar a la emisión de un veredicto, ya sea para exponerlo ante un grupo o para basar en él una decisión personal; de forma implícita, cuando actuamos deliberadamente creemos estar siendo justos.