La delincuencia organizada es un grupo social con una cierta estructura y con miembros que se organizan para cometer acciones delictivas. A diferencia del delincuente que actúa en solitario, los individuos que forman parte de una banda de delincuencia organizada deben responder a la estructura y cumplir con una determinada función.
Cabe destacar que delincuencia -del latín delinquentia– es la cualidad de delincuente (una persona que comete delitos y, por lo tanto, viola la ley). El término también se utiliza para nombrar al conjunto de los sujetos que delinquen y mantienen conductas contrarias al derecho.
El adjetivo organizado u organizada, por su parte, está vinculado a una organización (el sistema diseñado para alcanzar ciertos objetivos y metas). Denota, por lo tanto, una orientación hacia un fin determinado.
Características de la delincuencia organizada
La delincuencia organizada suele dedicarse a tareas más complejas que robos comunes o hurtos. Estos grupos de crimen organizado se involucran en actividades como el tráfico de drogas o armas, la trata de blancas, el contrabando o la falsificación.
Por ejemplo: «Las autoridades sospechan que la delincuencia organizada está detrás del asesinato de estos empresarios», «En mi pueblo, la delincuencia organizada tiene más poder que la policía», «Un arrepentido de la delincuencia organizada reveló el funcionamiento del grupo más temible de México».
Es habitual que estas organizaciones delictivas estén regidas por un orden jerárquico. Los miembros de las capas más bajas deben hacer méritos para ascender y mostrar su lealtad a los jefes.
La mafia (como la Camorra napolitana o la Cosa Nostra de Sicilia), las pandillas (Mara Salvatrucha) y los cárteles (Cártel de Tijuana, Cártel de Medellín) son ejemplos de delincuencia organizada.
Un negocio internacional
La complejidad de los mercados ilegales de alcance internacional es mayor que nunca: conocidos también con el nombre de delincuencia organizada transnacional, se trata de un negocio que se basa en la venta de productos no amparados por la ley, y que genera miles de millones de dólares por año. Lejos de preocuparse por cuestiones relacionadas con la seguridad o la ética, estos comerciantes se mueven basados en la demanda.
Es correcto afirmar que la mayoría de los delitos graves de alcance internacional, cometidos con claros fines de lucro, forman parte de alguna banda organizada transnacional. Algunas de las actividades que más comúnmente se asocian a este ámbito son el tráfico de personas, de drogas y de armas, la adulteración de productos, el blanqueo de dinero, la venta de animales y, más recientemente, los ataques a sistemas informáticos de grandes compañías.
El peligro de la delincuencia organizada transnacional
El crimen organizado amenaza la seguridad de las personas y de los animales, representa un espacio en el cual no se respetan los derechos básicos y atenta contra el correcto desarrollo cultural, económico, social, civil y político de los países de todo el mundo. Si agregamos a esta peligrosa ecuación la corrupción por parte de ciertos gobernantes, la repercusión es verdaderamente aterradora.
Uno de los aspectos más preocupantes de la delincuencia organizada transnacional es su capacidad de mutar para adaptarse a las cambiantes tendencias de los mercados, como si se tratase de un virus que evita por todos los medios quedar en la mira de la selección natural. Dado que no responde a ningún marco legal o moral, este negocio no teme las medidas drásticas, siempre que le garanticen la continuidad de sus ganancias.
Además del tráfico de drogas, que supera al resto de las actividades en lo que a beneficios económicos se refiere (se estima que su valor anual ronda los 320 mil millones de dólares al año), la trata de personas es uno de los delitos más terribles, ya que consiste en convertir a individuos de todas las edades en productos orientados a la explotación laboral y sexual.