Dimisión es un concepto que hace referencia a la renuncia o al abandono de un empleo, un cargo, una comisión, etc. El término tiene su origen en el vocablo latino dimissio.
Por ejemplo: “El gerente no tomó bien la dimisión del doctor Lurezzo”, “El pueblo se reunió en la plaza principal para reclamar la dimisión del alcalde”, “La dimisión del entrenador sorprendió a los jugadores”.
Características de una dimisión
Al dimitir, una persona está concretando un acto unilateral: quien ostenta el cargo, decide renunciar al mismo. De esta manera, la dimisión se diferencia de un despido, donde una autoridad o un superior jerárquico obligan a la persona a dejar su cargo.
En la vida cotidiana, sin embargo, hay dimisiones que no son unilaterales sino consensuadas. El director técnico de un equipo de baloncesto puede reunirse con los directivos de su club tras una serie de derrotas. En la charla, todas las partes coinciden en que lo mejor es que el entrenador de un paso al costado, ante la imposibilidad de revertir la situación y para evitar un mayor malestar entre los simpatizantes. El DT, por lo tanto, decide presentar su dimisión.
Incluso hay casos en los que la dimisión es exigida por una autoridad, lo que se asemeja a un despido pero tiene consecuencias legales diferentes (al dimitir, una persona no recibe indemnización). El presidente de un país no está conforme con la tarea del ministro de Economía. Este ministro, además, suele realizar declaraciones a la prensa que no son del agrado del máximo mandatario. Ante esta situación, el presidente le pide la dimisión al ministro.
Consejos para escribir una carta de renuncia
A menudo la gente decide renunciar a su trabajo por problemas con sus superiores; entre las causas más comunes se encuentran el incumplimiento de alguna de las condiciones (como el pago fuera de término, la falta de pago por las horas extras trabajadas y la exigencia de realizar horas extras como si se tratara de una obligación del empleado), el abuso de poder (que puede incluir el acoso sexual y malos tratos frente al resto de los trabajadores con la intención de humillar al empleado) y la falta de gratitud o reconocimiento frente a los esfuerzos realizados.
Nadie está obligado a soportar ninguna clase de maltrato por parte de un jefe, y del mismo modo no es sano guardarse la frustración y ahorrarle al otro el mal trago de oír una serie de reproches bien merecidos. Sin embargo, la vida laboral no es como las amistades o como las relaciones de pareja; una dimisión que incluye gritos y amenazas puede repercutir en el futuro profesional de quien renuncia, por lo cual es muy importante mantenerse dentro de los límites de la cordura y la buena educación, aunque en el momento no parezca la decisión más justa.
Si la dimisión ocurre por problemas graves de relación con los compañeros o con los superiores, la carta puede incluirlos sin que esto signifique utilizar un lenguaje ofensivo, sino procurando describir las situaciones negativas de una forma objetiva, de manera que la renuncia parezca el único camino lógico.
En cualquier caso, nunca está de más mencionar «lo mucho que hemos aprendido a lo largo de nuestro paso por la empresa« y «lo mucho que nos duele vernos obligados a tomar la decisión de irnos», lo cual genera la superposición de dos situaciones opuestas: nos ubica por encima del problema, ya que somos capaces de expresarnos de forma cordial, y señala que el problema es más grande que nosotros y que nos empuja a abandonar nuestro puesto, por lo cual no somos nosotros quienes fríamente deciden irse.