Dislexia es una dificultad en el habla o la dicción. En la práctica, el concepto se entiende como un inconveniente que entorpece y complica el proceso de aprendizaje, ya que se caracteriza por influir sobre la capacidad de lectura, escritura, de realizar cálculos y la memoria a corto plazo.
Por lo general, el término es utilizado para mencionar un trastorno que imposibilita desarrollar la habilidad de leer con normalidad, aunque también se usa para denotar problemas para escribir (cuadro que, de identificarse de modo apropiado según los criterios médicos, se conoce como disgrafía).
Tipos de dislexia
Entre los tipos de dislexia conocidos, se destacan la fonológica y la profunda o mixta.
La primera se refiere a los casos en que las personas realizan «una lectura global» de las palabras, intentando deducir de qué término se trata en lugar de completando el reconocimiento de cada letra. En este caso, la lectura de palabras desconocidas es muy difícil y también es común la confusión de palabras que pertenezcan a una misma familia («comprar» y «compró», «empleado» y «emplear»).
El segundo tipo de dislexia que mencionamos es más grave. No sólo dificulta la lectura de palabras sino la comprensión de su significado (en especial de términos abstractos, verbos y conectores) así como la distinción de palabras que suelen escribirse juntas (como «buenos» y «días»).
Efectos en la escritura y la lectura
En lo que hace a la escritura, se suelen presentar los siguientes síntomas:
- Alteración del orden de las letras, total o parcial, de palabras tanto conocidas como desconocidas para la persona;
- Cambio de orientación de los trazos de ciertos caracteres;
- Confusión de letras similares, como «p» y «b», o «d» y «b».
Por otro lado, la lectura suele caracterizarse por:
- Dificultad para distinguir ciertas letras o para leerlas en orden;
- Pasar por alto faltas de ortografía;
- Dificultad para la lectura de frases o palabras simples y, en especial, cortas.
Otros síntomas incluyen no poder copiar palabras con facilidad, usar una palabra por otra aun cuando no tengan ninguna relación entre sí, y tener dificultad para distinguir la derecha de la izquierda.
Este trastorno suele estar asociado a problemas en materia de coordinación motora y atención, pero no implica en absoluto una inteligencia por debajo de la media. Más aún, muchas personas que padecen dislexia son muy capaces y llevan vidas exitosas.
La dislexia según la psicología y la psiquiatría
Para la psicología y la psiquiatría, la dislexia consiste en el registro de una diferencia entre el potencial de aprendizaje y el nivel que alcanza una persona cuando tiene que exponer sus conocimientos. Hablamos de un individuo a quien no se le hayan detectado dificultades sensoriales, físicas, motoras ni deficiencias educativas que pudieran repercutir o condicionar dicho proceso.
De hecho, son estas cuestiones meramente físicas las que se deben descartar en cuanto se identifiquen dificultades cognitivas. Luego se puede pasar al terreno psicológico donde, por ejemplo, un logopeda buscará las causas, tanto físicas como emocionales, de los antes mencionados trastornos.
La mirada neurológica
Diversos estudios neurológicos han advertido ciertas características en el giro angular (la estructura que se localiza en el lóbulo parietal del hemisferio cerebral izquierdo) de los pacientes disléxicos. También existen teorías médicas que consideran que la dislexia se origina en el hemisferio cerebral derecho, que para muchos es el encargado de procesar la información visual y que, en ciertos casos, funcionaría a una velocidad menor a la del hemisferio izquierdo (a cargo de los procesos vinculados al lenguaje). Esto se condice con la teoría de que el origen del problema esté estrechamente relacionado con la habilidad, en este caso menor, para organizar símbolos gráficos.
Los especialistas señalan que hay factores de tipo hereditario que aumentan las chances de que una persona pueda padecer dislexia. De todas formas, todavía no se sabe con precisión cómo influyen otras cuestiones, como la genética, el desarrollo del embarazo o las eventuales complicaciones en el momento del parto, las lesiones en la corteza cerebral, la inestabilidad emocional y las dificultades de adaptación en la escuela.
Superar la dislexia
Cabe destacar que los maestros y los padres de niños disléxicos tienen en sus manos una gran responsabilidad, ya que depende de ellos no sumar presiones y frustraciones a estas personas que luchan por resolver cuestiones que para otros son simples y cotidianas.
En el mejor de los casos, existen colegios que ofrecen la posibilidad de rendir exámenes orales en lugar de escritos, así como herramientas informáticas que ayudan en el aprendizaje y la escritura. El éxito escolar dependerá entonces de un trato considerado y será aún más posible si se intenta llegar al niño a través de los campos que más le interesen.