El adjetivo excedente se emplea para calificar a aquello o aquel que excede: es decir, que sobra o que está fuera de los límites de algo. El término se utiliza en diversos contextos.
En el ámbito de la economía, se denomina excedente económico a la diferencia que se registra entre el valor de los servicios y los bienes que produce una comunidad en un cierto tiempo y el valor de la parte de esos servicios y bienes que se necesita para la supervivencia y la reproducción de los habitantes.
Excedente como sustantivo
Nótese que en este caso el término se utiliza como sustantivo, y no como adjetivo. Esto cambia considerablemente las cosas, ya que pasa de ser un modificador de otra palabra a la principal de la oración, aunque en ambos casos ofrece la flexibilidad suficiente como para hacer referencia a un gran número de conceptos, en general relacionados con la economía.
Veamos algunos ejemplos de su uso como sustantivo: “La nueva central permitirá satisfacer la demanda de los usuarios e incluso generar un excedente de energía”, “El excedente de hierro lo destinaremos a la exportación”, “Gracias a la colaboración de todos los vecinos, logramos cubrir los gastos del evento e incluso quedó un excedente que utilizaremos en la próxima fiesta”.
Cabe mencionar que este término suele ser usado como sustantivo con mayor frecuencia que como adjetivo, al menos en el habla cotidiana. Su función adjetiva puede apreciarse en las siguientes oraciones: «Para finalizar, debemos retirar el material excedente del borde con un paño húmedo», «Es muy importante asegurarse de que no quede pegamento excedente antes de dejarlo secar, ya que una vez que se endurece resulta muy difícil de quitar».
Uso del término en la economía
La historia del excedente económico nos remonta a la Edad de Piedra Nueva, también conocida con el nombre de periodo Neolítico, uno de los que componen la Edad de Piedra, que se sitúa en el medio milenio comprendido entre el 4500 y el 4000 a. C., aproximadamente. Dado que por aquel entonces surgieron la ganadería y la agricultura, entre otras actividades económicas, de manera inevitable se producía un excedente que la gente usaba para intercambiarlo por otros bienes, o por un estatus social superior.
En el Neolítico también surgió el denominado trabajo productivo, es decir el que puede modificar las mercancías en cuanto a su valor de uso o incluso crear la infraestructura necesaria para brindar servicios a los clientes. Gracias a la riqueza resultante de dichas actividades, que puede ser material o no material, se sostiene la sociedad.
El aprovechamiento del excedente fue clave para el desarrollo y el sostén de las diferentes comunidades, ya que cada clan se especializaba en una serie de productos y era gracias al intercambio con este sobrante que podían conseguir bienes complementarios a los de su propia fabricación.
Otras clases de excedente
Existen, de todos modos, otras clases de excedentes. El excedente de un productor es el dinero que le queda una vez cubierto el gasto de producción. Se trata, por lo tanto, de la ganancia. El excedente de la producción, por otra parte, está formado por aquellos productos que sobran cuando el consumo y las necesidades básicas ya fueron cubiertos.
Se conoce como excedente comercial al superávit que se registra en la balanza cuando el valor de las exportaciones resulta superior al valor de las importaciones. Si un país importó por 2000 millones de dólares y exportó por 2500 millones de dólares, obtuvo un excedente comercial o superávit de 500 millones de dólares.
El excedente cooperativo, por último, surge cuando una cooperativa obtiene un saldo positivo en la diferencia entre ingresos y costos. Ese excedente puede repartirse entre los socios mediante los llamados retornos cooperativos.