El vocablo latino exonerāre llegó al castellano como exonerar. El término tiene dos grandes acepciones según detalla la Real Academia Española (RAE) en su diccionario.
TemasQuitar un peso
La acción de exonerar, en este marco, puede aludir a brindar un alivio o a quitar un peso. Por ejemplo: «El gobierno analiza exonerar a los medicamentos del Impuesto al Valor Agregado», «Un proyecto oficial contempla exonerar a las víctimas de la inundación del pago de impuestos durante dos años», «Ya no te preocupes, te voy a exonerar de la responsabilidad de cuidar al abuelo».
Exonerar a alguien es limpiar su nombre, declarar su inocencia.
Supongamos que tres estudiantes son citados por el director de su escuela, quien los acusa de haber cometido un acto de vandalismo basándose en el testimonio de un empleado. El docente cree que los tres alumnos fueron responsables del hecho y por eso tiene planeado castigar a todos por igual. Sin embargo, el testimonio de uno de ellos asumiendo la responsabilidad absoluta permite exonerar a los otros dos. De este modo, solo uno de los chicos recibe la sanción.
La honestidad y la sinceridad necesarias para tomar la decisión de declararse como el único responsable en un caso como éste no son muy comunes, pero demuestran valores muy importantes en una persona. Por lo general, el ser humano tiende a culpar a los demás de sus propias faltas. Por eso, la exoneración en este caso no depende únicamente del docente, de la figura de autoridad, sino de uno de los acusados, lo cual vuelve la historia mucho más significativa.
Apartar de un cargo
Exonerar, por otra parte, refiere a apartar a un individuo de su trabajo, removiéndolo de su cargo: «Nunca pensé que me fueran a exonerar por cumplir con mis obligaciones», «El juez decidió exonerar a los tres agentes por la gravedad de las faltas que cometieron», «Podrían exonerar al soldado acusado de organizar una fiesta clandestina en el cuartel».
Exonerar a un policía
En la policía, la exoneración es una sanción disciplinaria que implica separar a un agente de la fuerza, perdiendo su empleo y los derechos asociados al mismo de forma permanente. Al exonerar a un oficial, también se lo excluye del régimen de retiro. Se trata de la sanción más grave de todas, ya que hay muchas y con difrentes grados; por ejemplo, si bien la cesantía también consiste en expulsar al oficial de manera permanente, no le impide trabajar en otra repartición.
En la policía, la exoneración es la pena más severa.
Por lo tanto, el gobierno democrático cuenta con esta herramienta severa para actuar ante una falta imperdonable, garantizando al pueblo que el imputado no volverá a estar a cargo de su seguridad. Sobra decir que el sistema judicial no es perfecto, y que muchas veces falla en favor de la gente equivocada, perjudicando en cambio a los inocentes. La complejidad que supone el conflicto de intereses de cada parte, la policía y el gobierno, hace que los casos no sean blancos o negros. De hecho, no basta con las evidencias y las demandas del pueblo para exonerar a un policía, porque los dirigentes del momento pueden tener intereses comprometidos que los lleven a tomar una decisión menos drástica.
La investigación de una falta en el cuerpo de policía, por lo tanto, puede ser muy exhaustiva antes de llegar a esta medida irreversible. Es necesario entender quiénes estuvieron involucrados, en mayor o menor grado, quién tuvo la idea de cometer el delito, qué los llevó a pensar que podrían salir impunes, etcétera. Incluso habiendo llegado a determinar todos estos factores es difícil decidir qué pena caerá sobre cada uno de los responsables y cuál será la respuesta del público una vez que reciban la noticia.
