Se conoce como expectativa (palabra derivada del latín exspectātum, que se traduce como “mirado” o “visto”) a la esperanza, sueño o ilusión de realizar o cumplir un determinado propósito. Por ejemplo: “Tengo la expectativa de lograr algo grande con este muchacho”, “Quiero devolver este televisor: la verdad que no cumplió con mis expectativas”.
Además de todo lo expuesto tampoco podemos pasar por alto el que utilizamos dicho término para construir una locución adverbial: “a la expectativa”. Con ella lo que se intenta expresar es que una persona no va a llevar a cabo ningún tipo de acción ni va a tomar una decisión sobre algo concreto hasta ver qué sucede.
Así, por ejemplo, alguien que quiera comprarse una casa pero piense que en su empresa le van a destinar a un nuevo puesto fuera de la ciudad pues estará a la expectativa de ver si finalmente le conceden dicho trabajo para adquirir una vivienda en su urbe o en el nuevo destino donde le podrían enviar.
La expectativa como posibilidad
Cabe resaltar que, por lo general, la expectativa se asocia con la chance razonable de que algo se concrete. Para que las expectativas puedan nacer es necesario que tengan alguna clase de respaldo. Sino, se trataría sólo de un simple deseo que podría llegar a tener raíces irracionales o estar impulsado por cuestiones vinculadas a la fe.
Si, por ejemplo, un número considerable de nubes grises cubren el cielo, la expectativa de la gente será que llueva. Por eso la respuesta a dicha expectativa será salir con paraguas a la calle para evitar mojarse en el momento que se inicien las precipitaciones.
Confianza, predicciones y previsiones
Otro detalle a tener en cuenta es que la expectativa aparece tras una incertidumbre, en momentos en los cuales aún no se ha confirmado qué es lo que puede llegar a pasar. La expectativa, entonces, consiste en depositar confianza en aquello que, según se considera, es más probable que ocurra: se trata, en definitiva, de una suposición que, de acuerdo a las circunstancias, puede ser más o menos realista. Cuando las expectativas no se ven satisfechas, el individuo experimentará una decepción (“Pensé que este regalo te iba a gustar, pero veo que mis expectativas estaban equivocadas”). En cambio, si se logran superar las expectativas iniciales, el sujeto sentirá alegría ante la sorpresa experimentada (“Este disco es maravilloso, superó todas mis expectativas”).
En otras palabras, puede decirse que las expectativas están vinculadas con las predicciones y las previsiones. A más nivel de certezas sobre el futuro, más chances existen que se cumplan las expectativas: “Existe una expectativa muy grande por el anuncio del presidente, ya que varios ministros señalaron que será beneficioso para la economía”.
Las cartas expectativas
De la misma forma, es importante también que subrayemos que con el concepto que nos ocupa se forman otras palabras igualmente relevantes. Este sería el caso de las conocidas como cartas o letras expectativas. Una denominación esta con la que se describe a todas las misivas o documentos que se realizan por parte del Papa o Pontífice y que tienen una clara misión.
Más exactamente, en dichas cartas lo que se expresa es que a una persona en concreto se le otorga bien un puesto de trabajo o bien un beneficio o una dignidad en concreto. Aunque hemos mencionado que son realizadas por la cabeza visible de la Iglesia, también este tipo de textos pueden ser llevados a cabo por reyes o bien por los mandos supremos de una empresa en favor de alguno de sus empleados.